Assad busca ganar tiempo con las negociaciones


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Mientras lucha por mantenerse en el poder, el presidente sirio Bashar Assad ha accedido a destruir una parte significativa de su arsenal y a participar en negociaciones cuyo objetivo expreso es desalojarlo del poder.

Por ZEINA KARAM, GINEBRA, Agencia AP

Esas medidas aparentemente contradictorias podrían sugerir una estrategia astuta: negociar, ganar tiempo y mantener a Occidente a la expectativa mientras sus tropas debilitan una fuerza rebelde cada vez más dividida e inefectiva en el campo de batalla.

Hasta ahora la estrategia le ha dado resultado.

Desde que las conversaciones de paz comenzaron en Suiza el 24 de enero, las fuerzas de Assad han intensificado el ritmo de los bombardeos a las zonas controladas por la oposición y han aumentado sus ataques en el norte y en los alrededores de Damasco. Grupos de oposición dicen que unas 1.900 personas murieron durante la primera semana de conversaciones el mes pasado, incluso más de 800 en la ciudad norteña de Alepo. Otras 220 personas murieron en combates entre extremistas islámicos y otros rebeldes.

Además el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, ha documentado 2.454 muertes en lo que va de febrero, lo que posiblemente lo erige como uno de los meses más mortíferos en la guerra civil siria.

«Uno prefiere negociar desde una posición firme. Uno desea demostrar exactamente cuán inmune es a nivel internacional. Y creo que nada lo demuestra mejor que lanzar ataques durante las conversaciones de paz. Crea una impresión de no vulnerabilidad», afirmó Firas Abi Ali, analista en el grupo de estudio IHS Jane’s.

Para Assad, las conversaciones de paz mediadas por las Naciones Unidas son una oportunidad de dialogar con la comunidad internacional, gran parte de la cual lo desestimaba poco después del comienzo del levantamiento en marzo del 2011. Las negociaciones de paz patrocinadas por Estados Unidos y Rusia ofrecen a Assad un medio de reclamar relevancia, al igual que el acuerdo del año pasado para destruir sus armas químicas a fin de evitar ataques militares estadounidenses ayudó a reforzar su posición.

Ese acuerdo, mediado por Moscú, dispuso la destrucción del arsenal químico sirio para mediados del 2014 y eliminó la intervención armada estadounidense. Assad firmó el acuerdo, pero ya ha dejado de cumplir varios plazos sin consecuencia alguna.

«Al régimen sirio, que pretende haber venido a Ginebra a regañadientes, de hecho le encanta porque puede aducir que es el único bando con el que el mundo puede negociar», comentó Rime Allaf, comentarista político especializado en el Oriente Medio.

El objetivo de las conversaciones es hallar una solución política a un conflicto de tres años que ha dejado más de 130.000 muertos y ha desplazado a millones de personas de sus hogares. La guerra siria ha despertado odios sectarios regionales, ha atraído a miles de combatientes extranjeros y extremistas, y ha desestabilizado a países vecinos como Líbano e Irak.

Pero las dos partes ni siquiera han sido capaces de coincidir en un temario. La oposición —respaldada por Estados Unidos— quiere que las conversaciones se concentren en el establecimiento de un organismo gobernante de transición que excluya a Assad. Pero el gobierno sirio insiste en que la prioridad debe ser contener el «terrorismo». Y Rusia todavía cuenta con el apoyo de aliados firmes como Rusia e Irán.