La NFL llegó al último tramo de la temporada regular con un grupo de verdaderos aspirantes al título, pero también con su cuota de comparsas.
Cuando restan cuatro semanas, los Packers, los 49ers y los Saints han marcado distancia en la Conferencia Nacional y quizás respecto de toda la liga. Green Bay y San Francisco ya tienen en sus manos los títulos divisionales y Nueva Orleáns está a punto de lograrlo.
La elite de la Conferencia Americana, aunque no tan firme, está formada por los Ravens, los Steelers, los Patriots y los Texans.
En medio cunde el desorden: todo tipo de equipos con toda clase de fortalezas, pero también de debilidades.
Nueve equipos tienen foja de 7-5 y uno, los Giants, de 6-6. Todos tienen la posibilidad de ganar su división o de obtener el comodín.
Sin embargo, la mayoría de estos equipos —quizás el 100%— no son legítimos aspirantes al campeonato, por más que hablen con audacia.
Como lo que dijo el defensive end Justin Tuck de los Giants cuando perdieron el domingo 38-35 con Green Bay, en su cuarta derrota seguida.
«Con suerte algo nos vuelve a despertar y nos hace comprender que todavía tenemos una gran oportunidad de llegar adonde queremos si salimos al terreno con esa intensidad y con esa pasión», aventuró Tuck. «Y (si) jugamos así cada partido, no vamos a perder muchos partidos».
Pero no son muchos los equipos con verdaderas posibilidades de llegar a la postemporada, y de cumplir allí las expectativas.
Los Packers, naturalmente, encabezan la lista de los favoritos así como lideran las posiciones con registro de 12-0 y parecen encaminarse a una temporada regular invicta. Aaron Rodgers está en una de las más estupendas temporadas de cualquier jugador, quarterback o cualquier otro, en la NFL. La ofensiva es tan dinámica que los Packers pueden sobreponerse a los errores de su defensiva, que han sido muchos.
«Creo que también ayuda lo que hicimos el año pasado», dijo el receptor Greg Jennings sobre el Super Bowl que ganaron en la temporada 2010-2011.
Hace dos años fue Nueva Orleáns quien se llevó los laureles. Drew Brees tiene ahora a un cuerpo de receptores y un backfield más consolidados y más peligrosos que en 2009. Aunque los Saints enfrentan problemas en la defensiva, también pueden superarlos.
Los 49ers, que desconocen desde hace tiempo la presión de perseguir el campeonato, son uno de los equipos sorpresa en la NFL. En su primera excursión a los playoffs desde 2002, San Francisco posee el tipo de defensiva vigorosa y polifacética que le da posibilidades a cualquier equipo.
«No es un equipo de Hollywood», señaló el coach Jim Harbaugh. «Es un equipo laborioso».
En la Conferencia Americana hay cuatro equipos con foja de 9-3 y, salvo fracasos estrepitosos, se dirigen a la postemporada. Nueva Inglaterra, Baltimore y Pittsburgh son los perennes, Houston es la novedad.
Su diferencia con los mejores en la Nacional es que cada uno de esos cuatro deberá esforzarse por dejar atrás las dudas despertadas en la campaña a la hora de jugar los playoffs.
Rivers sorprende con gran actuación
Philip Rivers mostró el desempeño que sus compañeros habían esperado desde el principio de la temporada.
Rivers lanzó para 294 yardas y tres touchdowns al fustigar pronto y seguido a la mermada línea secundaria de Jacksonville, y los Chargers de San Diego vapulearon ayer por 38-14 a los Jaguars para salir de seis derrotas consecutivas.
«Fue un momento», dijo Rivers. «Fue muy bueno ganar».
Los Chargers (5-7) ganaron con un gran vuelco de Rivers. El quarterback, tres veces seleccionado para el Pro Bowl, encabeza a la NFL en intercepciones (17) y balones perdidos (21), y fue parte clave en la temporada decepcionante de San Diego.
Rivers estuvo casi perfecto contra Jacksonville (3-9), justo en un momento complicado de transformación en los Jaguars.
Rivers completó 22 de 28 pases —en conexiones largas de anotación con Vincent Brown, Vincent Jackson y Malcom Floyd— hasta que se fue a la banca en los últimos minutos. Terminó con un promedio de 146,1 que es el más alto que ha logrado en la campaña.
Los Chargers convirtieron en cinco de sus seis primeras ofensivas, y más tarde hicieron que los espectadores empezaron a dejar el estadio cuando Ryan Mathews anotó con una carrera de 31 yardas en el cuarto período.
«Los muchachos de la línea frontal hicieron un gran trabajo», señaló Rivers. «Todo el grupo hizo un gran trabajo».
La victoria era muy ansiada por un equipo que va dos juegos detrás de Denver y Oakland en la División Oeste en la Conferencia Americana con cuatro partidos restantes en la campaña regular.
«Vamos a luchar como locos para ganarlos», dijo Rivers. «Ya hemos estado antes en esta situación y creo que podemos lograrlo».
El resultado fue otro revés para los Jaguars, que atravesaron la semana pasada por la situación más dramática en los 17 años de historia de la franquicia. El propietario Wayne Weaver cesó al coach Jack del Río y anunció la venta del equipo al empresario Shahid Khan, de Illinois.
El coach interino Mel Tucker despidió al entrenador de receptores Johnny Cox, reasignó al entrenador de quarterbacks Mike Sheppard y dio de baja al receptor titular Jason Hill. Los cambios parecen encaminados a fortalecer a una franquicia que lucía estancada en la novena temporada de Del Río.
El lunes hubo poca diferencia en el terreno de juego, debido principalmente a que fue muy difícil superar los inconvenientes causados por las lesiones entre jugadores de la defensiva de Jacksonville.
Los Jaguars jugaron sin sus tres mejores cornerbacks — Rashean Mathis, Derek Cox y Will Middleton— y durante el partido perdieron al safety Dwight Lowery (hombro) y al defensive end John Chick (rodilla).