Asientan su poder


Firma. Voreqe Bainimarama (D), lí­der de las fuerzas armadas de Fiyi, firma el libro en donde se asienta la destitución del anterior primer ministro.

Un dí­a después del golpe de Estado, las fuerzas armadas de Fiyi asentaron su poder hoy con el nombramiento de un nuevo primer ministro, la disolución del Parlamento y la imposición del estado de urgencia, en el marco del cual fueron detenidos brevemente varios opositores.


El destituido primer ministro Laisenia Qarase declaró que sigue siendo el dirigente oficial del paí­s y vaticinó que miles de fiyianos se alzarán pací­ficamente contra los militares golpistas.

Pienso que se producirá una reacción pací­fica de miles (de fiyianos) en los próximos dí­as y esto podrí­a cambiar las cosas, señaló Qarase poco antes de tomar un avión hacia la isla Marava, a donde fue enviado por los militares.

(El derrocado primer ministro Laisenia) Qarase y sus amigos no volverán, afirmó desafiante el comandante de las fuerzas armadas de Fiyi, el contraalmirante Voreqe Bainimarama, autor ayer del cuarto golpe de Estado que ha conocido Fiyi en menos de 20 años.

El contraalmirante tomó juramente como primer ministro interino a Jona Baravilala Senilagakali, un médico civil sin experiencia polí­tica.

En Washington, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, estimó que el golpe de Estado no era más que una tentativa, y no algo irreversible.

Si nos obligan a hacer uso de la fuerza, lo haremos, respondió Bainimarama en una conferencia de prensa.

La primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, sostuvo que la suerte de las Fiyi descansa en las manos del pueblo, llamando a los militares leales a negarse a seguir al contraalmirante Bainimarama.

Frente a la eventualidad de un contragolpe, el contralmirante Bainimarama instauró el estado de urgencia y detuvo brevemente a responsables policiales, polí­ticos y jurí­dicos.

El jefe militar anunció la disolución oficial del Parlamento y la destitución de los responsables de la policí­a y de la administración penitenciaria.

Los polí­ticos fiyianos en su gran mayorí­a denunciaron el golpe de Estado.

El responsable del Partido Laborista y ex primer ministro Mahendra Chaudhry lamentó que el archipiélago no logre superar su cultura del golpe de Estado.

El lí­der de la oposición, Mick Beddoes, dijo temer por la economí­a del paí­s, que depende en gran medida del turismo.

Estas voces discordantes no tuvieron ningún eco debido a la censura impuesta a los medios de comunicación por las fuerzas armadas.

El golpe también fue condenado en el mundo. La Unión Europea exigió que el poder sea entregado al gobierno democráticamente electo. Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Gran Bretaña anunciaron la suspensión de su cooperación militar.