Tres jóvenes asiáticos que desde hace varias semanas pernoctan en el aeropuerto La Aurora, en la periferia sur de la capital guatemalteca, se niegan a dar información a las autoridades de Migración para evitar ser devueltos a los campamentos de refugiados de Bután en Nepal.
El director de Migración de Guatemala, Renato Durán, reconoció a la prensa local que los migrantes han obstaculizado la comunicación y no quieren decir qué línea aérea los trajo, porque saben que si se descubre, irán de vuelta a su lugar de procedencia.
«Es evidente que los viajeros no quieren colaborar y están obstaculizando su identidad para no ser deportados. Es imposible que alguien no sepa en qué línea aérea viajó», agregó.
Un informe de la cancillería publicado por el diario Prensa Libre indica que las autoridades de Nepal en Nueva York descartaron que los tres jóvenes sean de ese país, luego de realizar varias entrevistas.
Las autoridades de Bután tampoco quieren reconocer su ciudadanía debido a que los jóvenes indicaron en un principio que vivían en campamentos butaneses de refugiados en Nepal.
Según publicaciones de prensa, los asiáticos realizaron una larga travesía de varios meses antes de arribar vía aérea a Guatemala para luego proseguir en busca de un mejor futuro en Canadá.
«Estamos cerca de dar con la línea aérea que los trajo y esa es la solución para enviarlos de regreso», indicó Durán al rotativo.
El funcionario manifestó que el caso de los asiáticos parece ser en una nueva tendencia entre los migrantes debido a que «pierden o destruyen sus documentos para esconder su nacionalidad y así lograr un refugio u otro tipo de solución que no sea enviarlos de vuelta».
«A mí me da pena estos tres jóvenes, pero la única solución que tienen es volver», sentenció.
Entre tanto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desconoce este caso, toda vez que «no podemos intervenir porque no ha existido una petición estrecha por parte del gobierno (guatemalteco) para apoyar en la solución del caso», indicó un delegado de la entidad, Víctor Lozano.
Con la esperanza de recibir asilo o refugio, los tres jóvenes continúan durmiendo y pasando los días en la sala 14 del área internacional del aeropuerto guatemalteco.