Asesores presidenciales multiusos


Carlos Menocal (izquierda), además de ser asesor presidencial en temas de seguridad, es comisionado guatemalteco ante la CICIG y locutor en el programa de Gobierno, Despacho Presidencial.

Periodistas, ministros, secretarios, ex candidatos presidenciales y otros funcionarios de Gobierno han dejado sus cargos para engrosar el grupo de asesores presidenciales.

Andrea Orozco
lahora@lahora.com.gt

Aunque el nombramiento de los asesores presidenciales no está normado, se espera que quienes ocupen estos puestos sean personas con la experiencia necesaria para ejecutar efectivamente sus atribuciones, dentro de las cuales se puede mencionar la asesorí­a en temas de í­ndole legal, polí­tica, seguridad y justicia, relación con sectores sociales, y estrategias de Gobierno.

Sin embargo, existen casos en los que, quienes ocupan un puesto tan importante han sido nombrados al finalizar un perí­odo de trabajo como ministros y viceministros o simplemente han pasado de ser periodistas o dirigentes de organizaciones sociales y han obtenido el puesto de consejeros.

Un ejemplo de este caso es Carlos Menocal, quien inició en su carrera como periodista de radio y prensa escrita, luego obtuvo el puesto de coordinador de la Secretarí­a Técnica del Consejo Nacional de Seguridad. Además, actualmente es coordinador de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, locutor en el programa radial Despacho Presidencial y asesor en temas de seguridad.

Al respecto, el analista polí­tico Gustavo Berganza opina que Menocal evidentemente se ha «ganado su lugarcito», pues sin tener previa experiencia en temas de seguridad se hace obvio que posee la inteligencia natural para ejercer este puesto.

OTROS CASOS

Carlos Menocal es sólo uno de muchos casos, pues existen asesores que previamente fungieron en otros cargos públicos y ahora tienen la responsabilidad de brindar consultorí­as legales al gobernante guatemalteco y ayudarle en la toma de decisiones polí­ticas.

Uno de ellos es Carlos Barreda, asesor presidencial en temas financieros, quien anteriormente fue viceministro de transparencia fiscal del Ministerio de Finanzas Públicas. Antes de este puesto, Barreda era dirigente del Colectivo de Organizaciones Sociales (COS).

El ex diputado de la Unidad Nacional de la Esperanza, Raúl Robles, también se cuenta entre quienes prestan sus conocimientos a ílvaro Colom; obtuvo el puesto de asesor para velar por el cumplimiento del Plan de Gobierno y la Agenda Legislativa luego de finalizar su perí­odo como titular del Ministerio de Agricultura, Ganaderí­a y Alimentación.

Otro de los asesores presidenciales, esta vez en temas de juventud y cultura, es Fernando Barillas, quien dejó el puesto de vocero presidencial luego de que el Partido Patriota le acusara por diversos delitos debido a que calificó de «show polí­tico» la petición de la renuncia del presidente Colom que este partido realizara luego de la muerte del abogado Rodrigo Rosenberg.

Un cuarto ejemplo se hace evidente al nombrar a Eusebio Del Cid, quien ha ocupado diversos puestos a nivel nacional e internacional, trabajó en el Fondo Nacional para la Paz, (FONAPAZ), y es ex ministro de Salud; fue llamado por el Ejecutivo para la reestructuración del sistema de salud.

También se puede mencionar al ex candidato presidencial del partido Alianza Nueva Nación, Pablo Monsanto, quien se encarga del seguimiento del Plan de Gobierno en temas sociales.

A decir del licenciado Luis Linares, secretario ejecutivo adjunto de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), la función de un asesor presidencial es necesaria e importante para el Ejecutivo.

Sin embargo, Linares afirma que surge un problema grave cuando, como en varios casos se ha visto, ministros terminan sus funciones y se toma la asesorí­a como un «premio de consolación» o sólo para evitar que se queden sin trabajo. «Cuando sucede esto, son personas que sólo van a cobrar un cheque», dice el analista.

Según el representante de ASIES, la existencia en este puesto se justifica cuando verdaderamente se va a cumplir una función de asesorí­a, la cual es necesaria para la toma de una correcta decisión de parte del Presidente de la República, «otra cosa es cuando se les nombra por un premio de consolación o para que puedan seguir recibiendo un cheque», concluye Linares.

SUELDO Q192 mil mensuales


El pago que se realiza a los nueve asesores presidenciales está a cargo de la Secretarí­a Privada de la Presidencia (SPP). Mensualmente el costo de los sueldos asciende a un aproximado de Q192 mil que, sumado anualmente, representa un gasto de casi Q2 millones.

Debido a que el Ejecutivo no está autorizado para realizar contrataciones de este tipo, es la SPP la encargada de hacerlo, por ello, además de aconsejar al Presidente de la República, los asesores también responden a las peticiones que le realice el titular de la Secretarí­a, en este caso, Gustavo Alejos.

Los contratos de los asesores presidenciales, que se efectúan bajo el renglón 029, se encuentran vigentes hasta el 31 de diciembre de este año.