El ministro libanés de Industria, el antisirio Pierre Gemayel, fue asesinado hoy en un atentado perpetrado en la periferia norte de Beirut, en el último de una serie de ataques a políticos libaneses antisirios.
Pierre Gemayel, cristiano maronita de 34 años, «fue herido de gravedad en el atentado. Fue trasladado a un hospital, donde murió», dijeron fuentes de la seguridad libanesa, que no precisaron cómo fue perpetrado el atentado.
Pierre Gemayel era hijo del ex presidente antisirio Amin Gemayel, sobrino del presidente Bashir Gemayel, asesinado en 1982, durante la guerra civil de Líbano, y nieto de Pierre Gemayel, fundador en 1936 del partido Falange Libanesa o Partido Demócrata Social, formado por cristianos maronitas.
El fallecido formaba parte de la mayoría parlamentaria antisiria.
La agencia de noticias estatal dijo que Gemayel murió «por disparos a su convoy cerca de la iglesia de Mar Antonios, en la región de Yaideh», en el norte de Beirut.
Varios testigos dijeron que Gemayel conducía un carro cuando recibió una lluvia de disparos que agujerearon su ventanilla y le alcanzaron en la cabeza.
Muchos miembros de la familia y amigos se apresuraron al hospital, muchos de ellos gritando y sollozando. La televisión libanesa interrumpió sus emisiones.
El jefe del grupo parlamentario antisirio, Saad Hariri, que celebraba una conferencia de prensa en el momento del atentado, acusó a Siria implícitamente. «Hacen lo que prometieron hacer, quieren asesinar a todos los hombres libres de Líbano», declaró Hariri, hijo del ex primer ministro asesinado en 2005.
«Se ha reanudado el ciclo» de asesinatos, añadió.
Hariri se refería a una serie de asesinatos e intentos en los dos últimos años, incluyendo el de su padre, el ex primer ministro Rafiq Hariri, en febrero de 2005.
Hariri declaró a la televisión CNN que cree que el asesinato está vinculado a la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de crear un tribunal internacional para juzgar a los sospechosos de la muerte de su padre.
«Creemos que las manos de Siria están por todas partes», añadió.
«No podemos claudicar. Se ha derramado sangre para liberar a nuestro país de las manos del régimen, del régimen que estaba implicado en la muerte de Rafiq Hariri, en la muerte de mucha gente», dijo.
Una investigación de la ONU implicó a responsables sirios y sus aliados libaneses en el asesinato de Hariri, lo que levantó las protestas de Damasco, que niega cualquier relación.
Estados Unidos denunció el asesinato como un «acto de terrorismo».
La ministra británica de Relaciones Exteriores, Margaret Beckett, condenó los hechos, así como su homólogo francés, Philippe Douste-Blazy, que pidió que se emprendan «acciones directas» para impedir la entrega de armas a la milicia chiíta libanesa del Hezbolá.
Siria condenó un «crimen que pretende desestabilizar Líbano y perturbar la paz civil en ese país».