Lleva más de 25 años en la plaza polí­tica. Despierta pasiones. Admiración y rechazo. Es polémico, irreverente con algunos, pedante con otros, pero enajena a sus prosélitos. ílvaro Enrique Arzú Irigoyen es a la sazón el segundo polí­tico nacional que más pasiones despierta. Ha consolidado una pervertida alianza con el hasta ahora “zar” de la televisión abierta. Bajo el disfraz informativo, ha tenido una cobertura en los “noticieros” que ya lleva más de once años de presencia diaria, constante, contundente, penetradora y hasta “convincente” de los aciertos de “su” administración.

Esta mañana, en el matutino elPeriódico, Acisclo Valladares M. se “decanta” por la oposición a Arzú e invita a votar por el candidato de la dentadura blanca, la mano dura y la promesa de ciudad segura. Más allá de los adjetivos y encomios en su comentario, de hecho nos apunta una verdad de la norma electoral. Para la elección de las autoridades locales en efecto NO HAY SEGUNDAS VUELTAS. Error a mi juicio en detrimento del poder local, pero así­ está la ley. Ni modo.

Veamos algunas cifras de las últimas elecciones. El total de empadronados del municipio de Guatemala, lo constituimos un universo de 787,452. De ellos, acudimos a las urnas 414,677 a votar por alguna de las opciones a dirigir los destinos del municipio más poblado de Centroamérica. De esta última cifra, el alcalde Arzú, alcanzó 220,325, es decir el 53.13 % del voto relativo, pero a  duras penas el 27.98 % respecto del total de empadronados. Dicho de otra manera únicamente 3 de cada 10, votó a favor de que continuáramos en esto que él irónicamente llama “orden”.

¿Qué está pasando con el voto capitalino? Vamos por partes. A mi juicio, la fuente principal de votos y adherentes provienen de la red de colaboradores que cada mañana parten de las áreas de ese cordón de miseria que rodea a la ciudad capital por casi todos los costados del municipio. Esas personas que humildemente se ganan sus “alimentos por trabajo” realizado para mantener el ornado, constituyen el primer flanco del ejército de seguidores del “arzuismo”, programa clientelar que discurre prácticamente sin crí­ticas y hasta con elogios. Gracias a la solidez del mantenimiento de la red, el hasta hace poco encargado de tal continuidad recibió el “premio” de constituirse en aspirante a la vicepresidencia por parte del partido liderado por el alcalde capitalino.

El segundo gran contingente lo constituyen los denominados “Comités íšnicos de Barrio”. Organizaciones de vecinos que para alcanzar los “beneficios” de la administración edil: calles sin tierra, alumbrado público, agua entubada, alcantarillado y recolectores de basura, entre otros, han de comprometerse con el “partido” de manera tal que no hacerlo se traduce en acciones de castigo por parte de las autoridades ediles: negativa de la obra solicitada o incremento en los recibos de agua, sustitución de los contadores y otras “gracias” propias de la autoridad represora local.

Descritos los dos grandes universos de seguidores del arzuismo, vistas las cifras de las últimas elecciones; hemos de concluir que la clase medianera de la capital, los acomodados y otros sectores, simplemente NO salen a emitir el sufragio el dí­a de las elecciones. Respecto de los datos de las elecciones de 2007, hay un mí­nimo de 567,127 electores pendientes de ser persuadidos de que no siga la actual administración bajo su nefasta conducción ante el actual estado de cosas dentro de este importante municipio.

No comparto la opinión de que aquel que por ahora se encuentra en el segundo lugar sea la mejor opción para asumir esa importante vara edilicia. Creo que yuxtaponer el tema de la seguridad como una responsabilidad del gobierno municipal, es una arrogancia propia de un disfraz electoral que no tiene más futuro que el de constituirse en una promesa paulatinamente incumplible desde la propia autoridad local. En tanto los aspirantes no logren despertar el interés en ese universo superior a los QUINIENTOS SESENTA Y SIETE MIL electores, Arzú seguirá siendo invencible.