Arzú alborotó el hormiguero de la derecha polí­tica


 Los grupos en que se divide la derecha polí­tica de Guatemala están alborotados. No es para menos. El alcalde ílvaro Arzú ha removido el hormiguero de dirigentes polí­ticos, afiliados o simples ciudadanos que se inclinan por las variadas gamas del amplio campo conservador, que no salen de su estupor; algunos regocijados porque creen que el ex Presidente de la República es capaz de poner orden en esta sociedad convulsionada por la violencia criminal, la corrupción generalizada y el desenfreno polí­tico; y otros, con los nervios alterados porque pierden terreno; mientras que los atomizados sectores de la izquierda sonrí­en satisfechos ante esta turbulencia ideológica.

Eduardo Villatoro

   Austeros editorialistas, solemnes analistas polí­ticos, severos periodistas de opinión, enfáticos abogados constitucionalistas y, por supuesto, enciclopédicas e impávidos activistas de la sociedad civil se han referido en torno a lo expresado por el burgomaestre capitalino, en el sentido de que le gustarí­a ser nuevamente Presidente de la República, al grado de que el adusto columnista  Mario Antonio Sandoval no tuvo empacho de escribir el pasado viernes esta impresionante frase:»La ilusión de Arzú de ser presidente implica un ataque a la Constitución de Guatemala».

   Al leer tan enjundiosa sentencia de un miembro de la Real Academia Española traigo a cuenta un parangón sobre la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, puesto que la primera constituye el espacio interno del espí­ritu, en el que el hombre es soberano de sus ideas y en el entendido de que las ideas por si mismas son ajenas al derecho, como también la esperanza, la fe, el anhelo y la ilusión a la que se refiere el copropietario de Prensa Libre.

   El mismo Sandoval acude al diccionario para señalar lo que significa ilusión: «Concepto, idea o imagen sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentimientos». Si una ilusión es delito per se, igualmente serí­a estar enamorado, nostálgico, optimista, festivo, para citar algunos sentimientos o emociones.

   No comparto la ideologí­a del alcalde Arzú, pero no me enfada que tenga ilusiones, mismas que han arrobado a guatemaltecos que lo admiran y añoran; pero también han enfurecido a quienes lo detestan, calificándolo de prepotente, y a los que se suman seguidores cercanos de varios alicaí­dos precandidatos presidenciales de la derecha.

   Antojadizamente creo que el alcalde no está pensando seriamente en figurar de candidato al cargo que ya ostentó y que sus declaraciones referentes a este tópico sólo han sido para levantar ronchas entre sus adversarios polí­ticos y mediáticos; pero sí­ han venido a ahondar las diferencias de los grupos polí­ticos derechistas, erosionando las aspiraciones presidencialistas de Pérez Molina, Baldizón y otros del mismo signo.

   (Un lí­der polí­tico derechista le cuenta al columnista Romualdo Tishudo: -Fijáte que yo sólo sueño con ratas y culebras. Mi amigo inquiere: -¿Y no has visto a un médico? El precandidato presidencial responde: -No; sólo ratas y culebras).