Después de que se difundiera la noticia del robo de seis imágenes de Tomás de Merlo, pintor guatemalteco del siglo XVIII, y otra indumentaria de plata perteneciente a la iglesia antigüeña de El Calvario, la memoria colectiva empezó a recordar.
A través del tiempo, varias obras de arte guatemaltecas pertenecientes a la Iglesia Católica y a las cofradías, han sido robadas siendo recuperadas sólo algunas de ellas, mientras que el resto, seguramente, adornan las paredes de la casa de algún coleccionista privado. Hasta ahora, sólo 521 obras han sido recuperadas y traídas de vuelta a tierras guatemaltecas.
De acuerdo a Eduardo Hernández, de la dirección de tráfico ilícito del Ministerio de Cultura y Deportes, en lo que va del año, Lankin, Alta Verapaz; Santa Cruz Muluá, Retalhuleu; y por último Antigua Guatemala, han sido los escenarios en donde se han perpetrado los últimos robos.
Según el cronista e historiador guatemalteco, Miguel Álvarez, los robos de obras de arte de iglesias tales como el mencionado arriba es considerado un hecho grave, ya que la iglesia ha sido por años una de las instituciones que más obras de arte tiene en su poder.
En Europa, es común que ciertas obras de arte sean objeto de robo y de codicia debido al renombre de los artistas que las crearon pero en Guatemala el caso es distinto ya que la técnica, época y el año, o bien siglo, es lo que define su importancia.
Según el historiador las obras de corte Barroco Hispanoamericano son altamente codiciadas, ya que no se asemeja al estilo europeo, lo que les da un valor significativo debido a las expresiones latinoamericanas que las conforman.
Actualmente, se tienen registradas 190 denuncias de robo de bienes culturales, en las que se incluyen robos de piezas arqueológicas. De acuerdo a información de la sección de Registro de Bienes Culturales se tienen registradas 119 colecciones, pertenecientes a un mismo número de iglesias católicas, las cuales suman 5 mil 450 obras de arte de corte religioso. Entre ellas se encuentras piezas de imaginería, pinturas, objetos litúrgicos de oro, plata y bronce, mobiliario, textiles y antiguos documentos.
LA VIRGEN DEL CARMEN
Hace 13 años, en 2001, fue robada la Virgen del Cerrito del Carmen. Inmediatamente al hecho se informó a las autoridades y la noticia se difundió rápidamente con lo que al cabo de los días fue evidente que su comercio no sería posible sin sufrir las consecuencias de ley. “Todo estaba controlado, las fronteras particularmente, y tampoco hacerlo adentro porque todo el mundo estaba enterado de este robo”, cuenta un fraile franciscano, quien prefirió reservar su nombre para esta publicación.
Dos meses más tarde, la imagen de la Virgen fue dejada a su suerte. “Prácticamente, la Virgen fue pidiendo posada con una familia de indígenas, en donde se quedó 21 meses como parte de la familia, una cosa edificante… y luego regresó porque sabía que la estábamos esperando. Escogió el Miércoles de Ceniza… así que lo que ha pasado es totalmente milagroso”, narra.
El retorno de la Virgen a la iglesia se debe, según el religioso, al hecho de que se trabajó durante dos años para que fuera imposible su comercialización y así sin más opción pudiera ser regresada.
Pero dicha búsqueda no fue fácil ya que en esa ocasión se ofrecido cierta recompensa para quien pudiesen localizar a la imagen, lo que dio pie a que muchas personas, con el interés de conseguir el dinero, llamaran para dando pistas falsas.
A parte de su valor artístico, histórico, religioso y cultural, estas obras se han caracterizado por hacer alusión a algún personaje de la biblia. En el caso de las pinturas robadas en El Calvario, estas se refieren a la vida del Hermano Pedro, fundador de la hermandad Franciscana, y un personaje importante de la religión católica.
SEGURIDAD EN LAS IGLESIAS
En países más desarrollados las iglesias antiguas tienen una doble función, por una parte son iglesias y por otro lado son museos, por lo que cuentan con la presencia de agentes de seguridad con el fin de resguardar y conservar a salvo las obras.
En Guatemala, las iglesias no funcionan como museos por lo que no cuentan con este tipo de seguridad y eso hace más vulnerable a estos sitios. Mucho se ha debatido en la iglesia católica sobre la importancia de contar con seguridad, pero a la fecha nada se ha concretado, más que el libro Imago Fidei (Imagen de la Fe), en el que se detallan las formas en las que las iglesias pueden proteger su patrimonio.
“Esto que paso debe de servir para que se tomen medidas, no solo para protegerlas de la depredación sino que hay mucho que restaurar”, indica el fraile.
A pesar de que estos artefactos y obras de arte descansan en la tranquilidad de las iglesias católicas estos son también parte del patrimonio de la nación, por lo que tanto la iglesia como el estado están obligados a colaborar por su integridad, ya que el patrimonio es insustituible.
OBRAS EN PELIGRO
Algunas de las obras, o bien bienes culturales religiosos considerados en situación de peligro son: la escultura de “La Virgen Dolorosa”, la pintura titulada “La Santísima Madre de la Cruz”, la “Virgen de los Dolores”, la pintura de mural “Tránsito de San Francisco”, además se incluyen artefactos en platería como los atriles y cálices, cruces, coronas, candeleros de plata y oro repujada.
Los documentos religiosos antiguos también representan valiosos objetos de las iglesias como el manuscrito “Décimas de la Maternidad de María” del siglo XIX, “Crónica de la providencia del Santísimo nombre de Jesús de Guatemala”, entre otros.
Por otro lado, algunos de los hurtos que se pueden enlistar son: la imagen de San Juan Bautista de la Cofradía del mismo nombre en el Quiché, robada en el 2012; la escultura del Crucifijo de la Iglesia de San Francisco de la Ciudad de Guatemala, robada en marzo del 2013; la imagen de San Antonio de Padua de la iglesia católica del paraje Patzolojche, robada en agosto del 2010; una flor de lis de plata que pertenece a la Cofradía de San José, Joyabaj, Quiché, robada en octubre del 2011.