En los tribunales de Nápoles comenzó hoy un nuevo juicio contra el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que no compareció ante el juez, por la acusación de sobornar a un diputado de la oposición para que se pasara a su partido político hace ocho años.
En 2006, Sergio De Gregorio fue elegido en las listas de la coalición de centro-izquierda de Romano Prodi, pero desertó poco después. En 2008 fue reelegido con los conservadores de Berlusconi y siguió siendo senador hasta el año pasado.
Al expirar su inmunidad parlamentaria, confesó a la Fiscalía que Berlusconi lo había sobornado con tres millones de euros (4,1 millones de dólares) y en octubre fue sentenciado a 20 meses en prisión, tras declararse culpable y llegar a un acuerdo.
La vista de apertura del caso se centró en cuestiones de procedimiento. El tribunal consideró que los cargos se le notificaron correctamente a Berlusconi.
El juicio continuará el miércoles con un cambio en la composición de los magistrados, ya que una juez pidió ser excusada por ser la mujer de otro magistrado también implicado en otro caso diferente de Berlusconi.
Antonio Di Pietro, un ex fiscal que se pasó a la política y de cuyo partido de centro-izquierda desertó De Gregorio, apareció en la corte como demandante, actuando como su propio abogado, y acusó a Berlusconi de «traicionar la democracia».
Los abogados de Berlusconi, un magnate mediático y político, defendieron el pago a De Gregorio alegando que se trataba de una ayuda financiera legítima al pequeño partido que el senador fundó tras su cambio a la derecha.
El fiscal ve el supuesto soborno como parte de un plan para hacer caer al gobierno de Prodi, que ganó en los comicios de 2006 por un estrecho margen. Después sobrevivió en el cargo hasta 2008, cuando su coalición finalmente se vino abajo, allanando el camino a la celebración de elecciones anticipadas y al regreso de Berlusconi a poder.
Se espera que Prodi sea llamado como testigo.
También está acusado Valter Lavitola, un periodista ya condenado por intento de soborno por amenazar a Berlusconi con destapar información comprometida. La fiscalía lo acusa de actuar como mensajero entre Berlusconi y De Gregorio. Pese a sus problemas legales -fue expulsado del Parlamento el año pasado tras ser condenado por fraude fiscal, y ahora está apelando una condena por sexo con una menor y por abuso de poder para cubrir el affaire- Berlusconi sigue siendo una figura política de calado en Italia.
Berlusconi lidera el partido opositor Forza Italia y está cooperando con su rival de centro izquierda y alcalde de Florencia Matteo Renzi en la elaboración de una nueva ley electoral y otras reformas, un pacto que podría flaquear si salen a la luz detalles comprometedores.
Sin embargo, los analistas consideran que no habrá tiempo suficiente para terminar el juicio y las posibles apelaciones antes de su prescripción a finales de 2015, lo que significa que todo el caso podría archivarse y Berlusconi volvería a evitar una condena.