Arranca cumbre del G8


Protesta. Activistas antiglobalización intentaron bloquear las carreteras en Alemania.

La cumbre del G8 comienza hoy en Heiligendamm, Alemania, con el presagio de que no se fijarán objetivos globales en la lucha contra el calentamiento global y en medio de un ambiente de guerra frí­a entre Estados Unidos y Rusia.


En la calle, los militantes antiglobalización tienen en jaque a unos 16 mil policí­as que velan por la seguridad del pequeño balneario.

A pocas horas del inicio del G8 la policí­a usó mangueras de agua a presión y gases lacrimógenos contra un grupo de manifestantes que se acercaban a la barrera de seguridad y les lanzaban piedras, según un portavoz policial.

La reunión anual de los ocho paí­ses más industrializados empezará con mal pie para la canciller federal alemana, íngela Merkel, que habí­a depositado esperanzas en el logro de un compromiso sobre el cambio climático en el marco de la ONU para limitar a 2 grados la subida de las temperaturas hasta 2050, lo que implicarí­a reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero con relación a 1990.

Pero Estados Unidos, que no ha ratificado el Protocolo de Kioto, no parece dispuesto a ceder en este apartado que considera esencial para su industria.

«No hemos entablado las negociaciones con China, India, Brasil, México, Sudáfrica, no hemos empezado las conversaciones con Australia y Corea del Sur y algunos otros grandes paí­ses emisores (de gases) y mientras que no hayamos reunido a todo el mundo en una sala y no hayamos encontrado un consenso, no tendréis objetivo colectivo, pero llegará», dijo Jim Connaughton, responsable de la administración estadounidense para el medio ambiente, en Rostock, cerca de Heiligendamm.

Connaughton abundaba en una propuesta que hizo hace unos dí­as el presidente estadounidense, George W. Bush, para reunir, fuera del marco de la ONU, a los 15 paí­ses más contaminantes del planeta y así­ fijar objetivos, que luego cada uno de ellos podrí­a cumplir de la forma que estimase apropiada.

Esto da al traste con la meta de Merkel, secundada por los demás miembros del G8, salvo Estados Unidos. Un objetivo que también suscitaba la simpatí­a de algunos de los paí­ses emergentes que asisten como invitados a la cumbre, como Brasil y México, precisamente dos de los contaminantes.

Por lo tanto Merkel, salvo sorpresa de último minuto, con la que ya nadie cuenta, tendrá que conformarse con un acuerdo de mí­nimos. Y eso que habí­a dicho que preferí­a nada a un «acuerdo flojo».

La anfitriona inaugurará la cumbre en torno a las 17H00 GMT y luego agasajará a sus invitados con un ágape en un castillo situado a unos 15 km de Heilingendamm, una pequeña ciudad al borde del mar Báltico.

El ambiente en esa cena informal se anuncia crispado en varios frentes.

Bush acusó el martes al gobierno ruso «de haber hecho que se tambaleen las reformas» democráticas, lo que ha caí­do como un balde de agua frí­a sobre el Kremlin.

Los ánimos ya estaban enardecidos debido a la intención de Estados Unidos de extender su escudo antimisiles instalando un radar en la República Checa y misiles interceptores en Polonia.

Putin lo considera una amenaza y ha mencionado la posibilidad de apuntar sus misiles hacia Europa, lo que a su vez ha disgustado a los europeos.

El primer ministro británico, Tony Blair, advirtió el miércoles que mantendrá una «conversación franca» con Putin sobre este tema, aunque ha asegurado que las discrepancias no emponzoñarán la cumbre ni generarán divisiones.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también tiene previsto hablar sin rodeos con Putin.

Así­ las cosas, las pretensiones del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, de dar prioridad al cambio climático y a las negociaciones de la Ronda de Doha en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para la liberalización del comercio podrí­an pasar a un segundo plano.

De todos modos las cinco economí­as emergentes invitadas a la cita del G8 –Brasil, México, China, India y Sudáfrica– mantendrán una reunión el jueves en Berlí­n, convocada por México, para abordar estos temas y quizá intentar consensuar posiciones.

Otras de las cuestiones de gran interés en América Latina, el caso de la polí­tica franco-colombiana Ingrid Betancourt, rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde 2002, llegará al G8 de la mano de Sarkozy, quien pedirá apoyo para lograr su libertad.

Repelen a manifestantes

La policí­a utilizó hoy cañones de agua para tratar de repeler a los manifestantes que se acercaban a la barrera de seguridad que rodea el lugar donde se celebra la cumbre del G8 en Heiligendamm (noreste), anunció un portavoz de la policí­a.

«Los cañones de agua se utilizaron después de que unos manifestantes empezaran a arrojar piedras contra la policí­a», dijo el portavoz.

Los opositores al G8 denunciaron también el uso de gases lacrimógenos, lo que las fuerzas de seguridad no pudieron confirmar inmediatamente.