Arranca campaña


Mitin. La candidata socialista, Segolene Royal (I) durante un mitin en Parí­s.

La campaña electoral para los comicios presidenciales franceses quedó oficialmente abierta el lunes y a menos de dos semanas para la primera vuelta, el candidato conservador Nicolas Sarkozy sigue siendo el favorito, aunque la gran indecisión de los ciudadanos puede provocar sorpresas de última hora.


Desde el domingo a medianoche, los 12 candidatos a la presidencia de Francia tienen derecho a un tiempo y espacio idénticos de publicidad en los medios de comunicación y sus imágenes y carteles gigantes inundan las calles del paí­s y las fachadas de las 85.000 oficinas electorales.

Hasta el 22 de abril, fecha de la primera vuelta de estos comicios, los principales aspirantes tendrán ante ellos el desafí­o de convencer al elevado porcentaje de electores que no sabe todaví­a a quién votar.

Según un sondeo publicado este fin de semana, un 42% de los franceses mayores de edad, es decir, 18 millones de personas, duda entre varios candidatos.

«No hay una cuestión dominante en esta campaña sino una rotación. Esto explica la gran indecisión del electorado», explicó a la prensa el politólogo Jacques Gerstlé.

Si Sarkozy parece tener garantizado su paso a la segunda vuelta el próximo 6 de mayo, la socialista Ségolí¨ne Royal, en ligero retroceso en los sondeos, no lo tiene tan fácil y se disputa el segundo billete para este duelo final con el centrista Franí§ois Bayrou o el lí­der de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen.

Pese a las dudas del electorado, los franceses ya imaginan su futuro polí­tico y según un sondeo publicado el lunes por el diario Le Parisien, un 59% de los ciudadanos pronostica una victoria de Sarkozy, frente a un 18% que vaticina un triunfo de Royal. Sólo un 8% ve a Bayrou convertido en presidente y un 1% a Le Pen.

En este momento, Sarkozy, candidato del partido UMP (en el poder) conseguirí­a alrededor de un 30% de los votos en la primera vuelta, frente al 22-26% de Royal.

Sin embargo, la indecisión y la multiplicación de encuestas con datos dispares hace que sea imposible trazar una tendencia creí­ble de cara a estos comicios, en los que se elegirá al sucesor de Jacques Chirac, en el poder desde 1995.

«Nunca tantos electores tuvieron tantas dudas. Cuanto más atención prestan a los debates, menos seguros se sienten y los sondeos registran oscilaciones inéditas que desafí­an todas las leyes de la ciencia polí­tica», explicó el lunes en su editorial el diario Liberation.

Más hiperactivo y agresivo en esta recta final de la campaña, Sarkozy no duda en introducirse en terrenos hasta ahora reservados a la extrema derecha como la identidad nacional o el control de la inmigración.

El pasado fin de semana, Sarkozy provocó una nueva ola de crí­ticas de la izquierda y de miembros de la Iglesia católica al subrayar el determinismo genético de los suicidas o pederastas, que según el candidato nacen y no se hacen.

Sin embargo, estas propuestas no parecen robarle intenciones de voto en los sondeos.

Sintiéndose algo eclipsado por Sarkozy, Le Pen, quien en las elecciones de 2002 consiguió pasar a la segunda vuelta con ideas semejantes, intenta marcar sus diferencias.

«Es un candidato que procede de la inmigración mientras que yo soy un candidato del terruño», clamó Le Pen el domingo, recordando que Sarkozy es hijo de un húngaro.

Intentando mantenerse ajena a la polémica, Royal, la primera mujer con posibilidades de convertirse en presidente de Francia, prosigue sus mí­tines en un intento de mostrar la solidez y tenacidad de su programa.

«Hay un 40% de franceses indecisos, jóvenes de barrios marginales que no tienen teléfono fijo y franceses que no responden a los sondeos», explicó la candidata.

Por último, el centrista Bayrou, que tiene alrededor del 20% en intenciones de voto, podrí­a beneficiarse de la indecisión entre los tradicionales electores de izquierda y derecha.

Según los sondeos, el polí­tico es hoy por hoy el único candidato que podrí­a derrotar a Sarkozy en una segunda vuelta.