La arquitectura maya es sorprendente, sobre todo por el hecho que la mayoría de las construcciones fueron realizadas sin la utilización del arco sostenido sobre piedra, además de que no utilizaron herramientas de metal ni animales de tiro. En pocas palabras, los mayas construyeron a base de fuerza humana, a golpe de espaldas y brazos. Son estas características, sin olvidar la precisión de sus pirámides, lo que glorifica aún más su trabajo.
Las construcciones se diseñaban de acuerdo a un plano celeste, razón por la que todas las edificaciones eran alineadas de forma que permitiesen la observación astronómica. Las puertas y las ventanas se diseñaban para que desde ellas se pudiera ver alguna estrella.
Generalmente los templos eran construidos sobre antiguas construcciones, imprimiendo un carácter de sacralidad. A lo largo de 1500 años la arquitectura maya sufrió evoluciones en sus estilos. Los más representativos son los comprendidos en el Período Preclásico Tardío, entre los años 300 a.C al 250 d.C. como los que se pueden ver en las ruinas de Uaxactún, propios de la cultura chicanel.