Varios miles de manifestantes marcharon ayer por las calles del centro de Buenos Aires en reclamo de una mejor distribución de la riqueza, convocados por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la segunda central obrera del país.
A dos meses de celebrarse elecciones presidenciales, los activistas caminaron también hasta el ministerio de Trabajo para pedir la personería jurídica como central, jerarquía que sólo tiene la mayoritaria Confederación General del Trabajo (CGT), peronista y progubernamental.
La CTA y un conjunto de organizaciones sociales, barriales y piqueteras demandaron la apertura de «una paritaria social destinada a discutir la distribución de la riqueza, el problema de la pobreza y la desocupación en la Argentina», dijo el dirigente social Luis D’Elía, un ex funcionario del gobierno del presidente Néstor Kirchner.
La central obrera minoritaria tiene un millón de afiliados y es una central obrera sin identificación partidaria.
Integrada en su mayoría por docentes y estatales, nació en la década de los años 90 en oposición a la política neoliberal del ex presidente Carlos Menem (1989-99), y viene reclamando desde entonces la personería jurídica.
Dentro de la CTA, conviven sectores abiertamente aliados del presidente Néstor Kirchner (peronista-progresista), con otros que mantienen su postura independiente y hasta crítica del gobierno.
El reclamo de la CTA por obtener su personería jurídica fue recientemente respaldado por la Organización Internacional del trabajo (OIT).
Pero la demanda es resistida por la poderosa CGT, que pretende seguir siendo la única central obrera reconocida oficialmente y nuclea a los gremios industriales y de empleados, con casi ocho millones de afiliados.
Al asumir en 2003, Kirchner hizo un fuerte gesto político y recibió en la Casa Rosada (gobierno) a la CTA antes que a la CGT, pero luego demoró su reconocimiento a medida que lograba apoyo de los sindicatos más poderosos.