La pugna entre el gobierno de Cristina Kirchner y el Banco Central sigue abierta hasta que la justicia resuelva las apelaciones del Ejecutivo, en un conflicto que ahonda una grave crisis institucional en Argentina.
La remoción por decreto del titular del Banco Central quedó en suspenso hasta que la justicia resuelva la apelación del gobierno de los fallos que restituyen al funcionario y traban el pago de deuda con reservas.
El enfrentamiento que amenaza con acabar en la Corte Suprema de Justicia, es sobre todo una pelea por la potestad del Ejecutivo para el uso de las reservas del Tesoro, valuadas en 48.156 millones de dólares a diciembre de 2009.
El gobierno consiguió una excepción al feriado del fin de semana para presentar las apelaciones a los fallos de la jueza federal María José Sarmiento, que el viernes restituyó a Martín Redrado al frente del Banco Central, un día después de ser destituido por la presidenta Cristina Kirchner por supuesto «mal desempeño».
Asimismo, suspendió la conformación por decreto de un fondo con 6.569 millones de dólares de las reservas, destinado al pago de deuda soberana al acoger un pedido de diputados opositores.
El conflicto incluyó la denuncia de la jueza respecto a presiones del gobierno para que recibiera su apelación mediante la presencia policial en su domicilio.
El gobierno llevó el caso ante la Cámara según el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, y se espera que ante la gravedad de la situación, la jueza se pronuncie el lunes, aunque el plazo legal vence el martes.
El tema es un dolor de cabeza para el gobierno, que prepara en estos días el lanzamiento de canje de bonos para aquellos acreedores privados que rechazaron el canje de deuda de 2005 y que representan unos 20.000 millones de dólares en bonos en «default».
El gobierno debe además afrontar vencimientos de deuda este año por unos 13.000 millones de dólares que planeaba pagar en parte mediante la constitución del llamado Fondo del Bicentenario por 6.569 millones de dólares provenientes de las reservas.
El prestigioso constitucionalista y abogado de Redrado, Gregorio Badeni, rechazó este domingo la posibilidad de que su defendido opte por renunciar como salida a la crisis.
«Lo veo muy firme porque considera cumplidas todas sus obligaciones técnicas y profesionales» en el Banco Central, dijo al objetar el argumento de «mal desempeño» que utilizó el Ejecutivo para intentar removerlo del cargo.
El vicepresidente Julio Cobos, presidente del Senado y líder de la oposición, pidió «una solución política y no judicial» a la crisis y citó para el lunes a una sesión del Congreso, donde el kircherismo perdió la mayoría en las elecciones de junio.
El oficialismo cuestionó la legalidad de la convocatoria por considerar que es una prerrogativa del Ejecutivo mientras la oposición busca que el Congreso se expida sobre los decretos cuanto antes.
«El kirchnerismo pretende llevarse todo por delante, pero ahora tiene el freno del Congreso», advirtió este domingo Elisa Carrió, diputada y líder de la opositora Coalición Cívica quien llamó «a defender la autonomía del Banco Central y las potestades del Congreso».
El presidente del Banco Central de Argentina, Martín Redrado, un economista neoliberal que llegó a la política de la mano del ex presidente Carlos Menem, puso en jaque al gobierno al rechazar ceder USD 6.500 millones del Tesoro para el pago de deuda soberana.
Redrado, de 48 años y con dos décadas en la función pública, resultó ser un inesperado enemigo para el gobierno que planeaba echar mano en 2010 de las reservas del Banco Central, valuadas en 48 mil millones de dólares.
Egresado de la estatal Universidad de Buenos Aires como licenciado en Economía, Redrado obtuvo un posgrado en Administración Pública en la prestigiosa escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, que le imprimió un ideario liberal, pero moderado.
Tenía apenas 28 años cuando ocupó la vicepresidencia de la firma Salomon Brothers para ser luego nombrado responsable para América Latina del Security Pacific Bank.
En Argentina inició su carrera política de la mano del peronista neoliberal Carlos Menem (1989-99), quien lo calificara públicamente como uno de los «jóvenes brillantes» de su gobierno, lo que le valió el mote de «golden boy» (chico de oro) del menemismo.
Fue bajo el ala protectora del poderoso ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, que llegó a ocupar la presidencia de la Comisión Nacional de Valores (CNV) en 1991 con sólo 30 años.
Pero acorde iba creciendo su figura dentro del menemismo, se fueron acrecentando sus enemigos.
«Ni loco, me estoy por casar y formar una familia, no es poca cosa», dijo a la revista Noticias en 1994 cuando se lo consultó sobre si aceptaría ser el ministro de Economía de Menem.
Meses después Redrado renunció a la CNV y se abocó a la creación de la Fundación Capital, desde donde dirigió a un equipo de especialistas que elaboraba informes económicos.
Casado, es padre de dos hijos varones, el mayor de los cuales, de apenas diez años, suele visitarlo en su despacho.
Aficionado al tenis, no dejó de practicarlo ni siquiera en medio de la pelea con el matrimonio Kirchner que lo azuzó desde las tribunas públicas y a través de la justicia recriminándole «mala conducta».
«Estoy tranquilo y en paz», dijo Redrado a la televisión tras obtener de la justicia un amparo que lo restituyó en su cargo, luego de ser despedido por un decreto presidencial en el inicio de una batalla judicial que promete llegar hasta la Corte Suprema.
De escasa expresividad, parco con las declaraciones y alejado de los escándalos, Redrado, que en 2002 fue secretario de Comercio y Relaciones Internacionales de la Cancillería y vicecanciller durante la presidencia del peronista Eduardo Duhalde (2001-02), cultivó una imagen de seriedad que encaja de perillas con la conducción del Banco Central.
«Vuelvo al trabajo, se hizo justicia», fueron apenas sus palabras al ingresar al Banco Central cuando la justicia lo restituyó a su cargo.
Es presidente del Banco Central desde 2004, el cargo de mayor jerarquía que alcanzó desde que se lanzó a la arena política, donde nunca obtuvo cargos electivos, aunque sonó varias veces como candidato al ministerio de Economía.
Desde ese puesto siguió a pie juntillas los lineamientos políticos del kirchnerismo, que permitieron elevar las reservas de 19.646 millones de dólares en 2004 a 48.156 millones a diciembre de 2009 con una política de compra de divisas.
Redrado no tuvo objeciones al pago al contado y con reservas de 9.810 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional en 2005, aunque cinco años después su posición viró, al punto de convertirse en un dolor de cabeza para los Kirchner.