El Gobierno argentino acepta recurrir al respaldo del Fondo Monetario Internacional luego de tres años de vituperarlo, porque la necesidad tiene cara de hereje y precisa dinero de los mercados de capitales, pero aún busca fórmulas para no rendir sus banderas anti-FMI.
El anuncio de que Argentina aceptará algún tipo de evaluación lo formuló el ministro de Economía, Amado Boudou, al regresar este miércoles de la Asamblea de otoño (boreal) del FMI y el Banco Mundial en Estambul, pero el perfil de la misión aún permanece en la nebulosa.
«Se trataría de una evaluación, no de una auditoría. Será para intercambiar información. Argentina quiere terminar con una historia bastante negra donde los gobiernos aceptaban cualquier condición que se les ponía», dijo Boudou.
Argentina interrumpió sus acuerdos y negociaciones con la entidad bilateral en 2006, al cancelar una deuda de casi 10.000 millones de dólares en un solo pago, con el argumento de que a cambio de dar apoyo financiero el Fondo recomienda políticas que frenan la economía.
Pero al Gobierno argentino le hace falta con urgencia retornar a los mercados voluntarios de crédito, ante la debilidad de sus finanzas agudizada por la recesión mundial y Boudou acaba de reabrir conversaciones con el director-gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.
«Deseamos reanudar pronto una relación normal con Argentina», había declarado Strauss-Kahn, al referirse al Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, que fija una revisión anual de los indicadores fundamentales de cada país, haya o no línea de crédito en marcha.
Sin embargo, el ministro aclaró que aún no está decidido cuándo se realizará la misión técnica del FMI y tampoco cuáles serán sus características.
«La negociación con el FMI y el plan de retorno a los mercados internacionales es un intento válido. El año próximo el superávit fiscal primario va a ser bajo», opinó Orlando Ferreres, director de la consultora de mercado OJF.
Argentina tiene una necesidad de financiamiento de unos 10.000 millones de dólares para 2010, tras cumplir este año con obligaciones por unos 20.000 millones.
La presidenta Cristina Kirchner necesita la bendición del FMI al haber descarrilado el crecimiento económico «a tasas chinas» de casi 9% anual desde que asumió su marido, y aún influyente hombre del poder, el ex mandatario Néstor Kirchner (2003-2007).
Los Kirchner se dedicaron estos años a despotricar contra los planes de ajuste aconsejados a los países no industrializados y sintieron que los hechos les daban la razón cuando estalló la crisis mundial, por maniobras financieras especulativas no advertidas o toleradas por el FMI.
«Hoy es importante avanzar en un acuerdo. La revisión del Fondo permite abrir los mercados crediticios internacionales y tener financiamiento externo a tasas más bajas», comentó Mariano Lamothe, economista jefe de Abeceb, una de las mayores consultoras de mercado.
Argentina se convirtió en un paria del sistema financiero mundial en 2001 cuando se hizo añicos el modelo neoliberal de los años 90 y el efímero gobierno de Adolfo Rodríguez Saa declaró la mayor moratoria de la historia sobre casi 100.000 millones de dólares.
Néstor Kirchner normalizó los pagos con un canje de deuda en 2005 con apoyo de casi 80% de acreedores, entre ellos grandes bancos, pero bonistas rebeldes lo rechazaron y siguen litigando contra el país, en demanda de casi 30.000 millones de dólares por capital e intereses.
Boudou ha asegurado varias veces que Argentina lanzará antes de fin de año una oferta a esos bonistas y otra de arreglo para la deuda de casi 7.000 millones de dólares con el Club de París, de potencias prestamistas.
A tales fines, el ministro volverá a reunirse con Strauss-Kahn en la próxima reunión del Grupo de los 20 (G20) en Escocia, el 7 de noviembre, con el fin de progresar en el entendimiento.