Arduas tareas de rescate tras terremoto en Japón


Socorristas trabajan en un salón en donde se cayó el techo, como efecto del terremoto ocurrido ayer en Japón.

Los equipos de rescate trabajaban bajo la lluvia y en medio de una espesa niebla hoy en el norte de Japón, en búsqueda de ví­ctimas del potente sismo que dejó anoche al menos 95 heridos.


Una tienda japonesa de electrodomésticos protege con una lona el aparador quebrado para evitar robos.

El temblor, de magnitud 6,8 en la escala de Richter, sacudió poco después de la medianoche las prefecturas de Iwate y Aomori, en el norte de la isla de Honshu, una región montañosa ya afectada el 14 de junio por un sismo de magnitud 7,2 que dejó 13 muertos y 10 desaparecidos.

A lo largo y ancho de la región se podí­an ver cristales reventados, cornisas derrumbadas y canalizaciones y lí­neas eléctricas dañadas, lo que ha dejado sin corriente a más de 10 mil personas. Los corrimientos de tierra provocaron cortes de carreteras en la costa pací­fica de Honshu.

El sismo ha dejado de momento 95 heridos, 22 de ellos graves, según un balance oficial provisional. La mayorí­a de los heridos graves fue ví­ctima de fracturas, al caer al suelo o al precipitarse por las escaleras durante el temblor de tierra.

El balance anterior era de 90 heridos.

«Nos han dado parte de numerosos heridos, pero por el momento no hay ningún muerto», se felicitó un responsable de los bomberos de Hachinohe, una ciudad situada en el corazón de la zona más afectada por el sismo.

La cadena de televisión pública NHK dio por su lado un balance de 110 heridos.

Los helicópteros militares comenzaron hoy al amanecer a surcar el cielo para intentar localizar a posibles supervivientes atrapados. Pero la lluvia y la niebla dificultaban su tarea.

El gobierno central de Tokio ha activado una célula de crisis.

En la capital, el temblor hizo balancearse a los edificios, pese a que Tokio se encuentra a unos 500 kilómetros del epicentro.

«Estaba a punto de dormirme. Como todo el mundo, me he preocupado», dijo el primer ministro, Yasuo Fukuda, que prometió tomar «rápidamente las medidas apropiadas» para afrontar el desastre.

«Parece que la zona está ahora mismo envuelta en la niebla, y es difí­cil evaluar la situación desde los helicópteros», añadió.

El sismo despertó a los habitantes de casi toda la mitad nororiental de Japón. En Sendai, la ciudad más grande del norte de Honshu, un empresario de 40 años, Yasutoshi Hanei, contó que se encontraba en una librerí­a cuando de pronto los cómics empezaron a saltar de las estanterí­as.

«Uno se sentí­a como dentro de una trituradora», dijo.

Una primera réplica del sismo, de magnitud 5,0 en la escala de Richter, se produjo hoy, según la Agencia Meteorológica.

Los sismólogos pronosticaron que el número de réplicas deberí­a de ser escaso, ya que el temblor inicial se produjo a una gran profundidad (120 km bajo la superficie).

Situado en la unión de cuatro placas tectónicas, Japón sufre cada año miles de sismos. La solidez de las construcciones y la buena preparación de la población permiten en general limitar el número de ví­ctimas, incluso en caso de temblores violentos.

«Nos han dado parte de numerosos heridos, pero por el momento no hay ningún muerto».

Un responsable de los bomberos de Hachinohe