Arcimboldo: raí­ces y época


La mayor exposición dedicada en 20 años a Arcimboldo (1526-1593), icono de los surrealistas por sus retratos compuestos de aglomeraciones de frutas, verduras o animales, se inaugura el sábado en el Museo del Luxemburgo de Parí­s.


Adulado en vida, ennoblecido por los Habsburgo, el artista cayó en el olvido tras su muerte y durante cuatro siglos, hasta ser redescubierto por los surrealistas.

«Quisimos ir a las raí­ces de su obra y restituir su época a Arcimboldo, fuera de su condición de icono de lo fantástico», explica Sylvia Ferino, comisaria de la exposición y conservadora de pintura italiana del Kunsthistorisches Museum de Viena.

Arcimboldo, nacido en Milán, fue primeramente el conceptor de cientos de vitrales producidos por los talleres de la catedral de su ciudad. Luego trabajó en la corte de los Habsburgo en Viena y Praga durante 25 años.

En la muestra se exponen una serie de retratos clásicos «atribuidos» al artista. Pero él «querí­a inventar, empezar algo nuevo, hacer retratos extraordinarios», dice Ferino.

El principio de los retratos compuestos de elementos insólitos o deformados no es totalmente nuevo en la época. Como prueba, la exposición incluye un pieza insólita, un plato de loza de 1536 con la imagen de una cabeza compuesta de órganos genitales masculinose titulado «cabeza de penes» (testa di cazi). «El objetivo era escandalizar», comenta Sylvia Ferino.

Arcimboldo perfecciona y sofistica el principio, y pinta dos series que le valen su gloria actual: «Las 4 estaciones» (1563) y «Los elementos» (1566), alegorí­as del «buen gobierno» realizadas para el emperador Maximiliano II.

Maximiliano, y posteriormente su hijo Rodolfo II, fueron coleccionistas apasionados de todas las nuevas especies animales o vegetales, de las que se hací­an traer ejemplares, vivos o muertos, del Nuevo Mundo.

Un ejemplo, «El verano» luce en el busto una alcachofa, especie procedente de América y recientemente descubierta en Europa en la época. «Todo lo que concierne las estaciones en sus retratos es reproducido exactamente», señala Ferino. A lo fantástico, Arcimboldo uní­a un cuidado naturalista.

Otra serie celebérrima es la de los oficios: «El biblitecario» compuesto de libros, «El jurista» reúne cadáveres de pollo y pescado, «La cocinera» está hecha de utensilios de cocina…

Arcimboldo innova también cuando pinta una cesta de frutas o un plato de verduras que, al darse vuelta, revelan un rostro.

La exposición presenta otro aspecto de sus actividades: la de organizador de cortejos de fiestas para los emperadores, presentando los dibujos.

Pero el «plato fuerte» de la muestra es un «inédito» que no habí­a sido nunca presentado en público: una «Cabeza de las 4 estaciones» (1591), descrita en un libro de un contemporáneo y amigo de Arcimboldo. «Hasta 2006, no habí­a reaparecido. Un coleccionista particular nos contactó cuando supo que preparábamos esta exposición», cuenta Ferino.

La exposición Arcimboldo permanecerá abierta al público en el Museo del Luxemburgo de Parí­s del 15 de septiembre al 13 de enero próximo.