Aquí­ también se ejecuta extrajudicialmente a las mujeres


De camino a su casa, tras una jornada más de estudios, Oliberta Elizabeth Calel Gómez, de 17 años, y una amiga, fueron abordadas por el agente Bartolomé Teni Cu, de la Policí­a Nacional Civil (PNC) de San Bartolomé, Jocotenango, Quiché, que les ofreció llevarlas a su destino y asegurarlas de cualquier inconveniente.

Lourdes ílvarez
usacconsultapopular@gmail.com

En todo momento, Oliberta y su amiga confiaron en el agente, «servidor y protector público». Minutos más tarde el agente habí­a secuestrado a las jóvenes con el propósito de abusar sexualmente de ellas. Sólo la amiga de Oliberta logró escapar y denunciar el hecho.

El informe forense reveló que el cuerpo de Oliberta tení­a señales de extrema violencia, habí­a sido violada y tení­a múltiples heridas con arma blanca en el cuello, el tórax y el abdomen.

Gracias a la denuncia presentada por la amiga de Oliberta, su muerte no quedó impune. El ex agente fue condenado a 60 años de cárcel por el delito.

El caso de estas jóvenes atacadas por un elemento de las fuerzas de seguridad, no es el único. Según la Procuradurí­a de Derechos Humanos (PDH) son cientos de agentes los involucrados en actos, que van desde abuso de autoridad, desapariciones y atentados contra la vida.

Otro caso que cabe destacar es el de Tzulma Vásquez, una joven empleada del Banco Industrial que fue asesinada junto a su novio.

Investigaciones revelaron que Tzulma y su novio fueron secuestrados por agentes de la Policí­a que realizaban un operativo a inmediaciones del bulevar El Naranjo. Una grabación dejada por Tzulma en el teléfono de su papá respaldó la hipótesis.

Para este caso, las autoridades han obviado la información presentada por los parientes de la joven. Los agentes que estarí­an involucrados, y a quienes se les debió abrir proceso, fueron simplemente cambiados de Comisarí­a.

El caso de Tzulma, en el cual quedó evidenciada claramente, la participación de las fuerzas de seguridad, sigue sin ser resuelto.

Es alarmante el número de asesinatos de mujeres en Guatemala, pero es aún más aterrador, saber que los encargados de brindar seguridad y protección sean quienes estén, amparados bajo la sombra de una institución y de altos mandos, cometiendo tan atroces delitos.

Organizaciones nacionales e internacionales han denunciado constantemente que grupos clandestinos están operando desde instituciones como la PNC. No bastan los intentos de depuración, las destituciones o renuncias, los archivos cargados de expedientes o la voluntad de hacer las cosas.

Tzulma, Isabel, Marí­a, Inés, Karina, Mishel, Ester, Ligia…. y los cientos de mujeres asesinadas no pueden quedar en el olvido.