Aquí se habla mucho, pero menos el pueblo. Aquí hasta se hace un programa de radio dizque para que la gente hable con el Presidente y es lo que menos se cumple. Aquí se hacen conferencias de prensa para prometer, ofrecer y dar esperanzas ¿para qué, si a la hora de los aguaceros el agua no corre por los tragantes porque están tapados o se revientan los colectores a distancia por falta de mantenimiento, abriendo hoyos y hasta cráteres por todas partes? Aquí se hacen discursos a granel, se dictan cursos, conferencias, se convocan diálogos y los líderes se reúnen para darse besitos a lo Maradona o para «limar asperezas» tomando cafecito en Casa Presidencial, mientras la gente sumida en el lodo hasta la nuca sigue sin recibir ninguna ayuda para recuperar su vivienda.
¿Para qué tantos y ostentosos vehículos oficiales si la administración pública sigue igual de lenta, sucia y entrampada? Aquí todos hablan de economía política pero ¿cuándo bajará el costo de la canasta básica que anda por las nubes; que el pisto pare de volverse agua entre las manos o que el tránsito no fluya impidiendo el desarrollo y progreso que da el trabajo diario, porque la gente en su desesperación acude a bloquearlo como último recurso porque nadie les pone atención y ni siquiera los oyen?
Aquí se integran comisiones y se nombran comisionados para mejorar y depurar la policía, ¿por qué entonces vamos como el cangrejo, ya que en vez de sólo pedir mordidas, ahora están especializados en secuestrar, violar a las mujeres, asesinar, comercializar productos alucinógenos, robar de todo y hasta distribuir gasolina? Aquí no se resuelve nada, pero vaya si no se hace propaganda, de la buena y de la mala, de las que llevan etiqueta de «campo o tiempo pagado» o de la que regala con su bondad infinita aquel interesado empresario para que pueda seguir expandiendo sus prósperos negocios.
Aquí eso de vivir en paz, confianza y seguridad es pura mentira porque los funcionarios públicos en el ejercicio o práctica politiquera han aprendido a que prometer no empobrece y que político que no lo hace no tiene futuro. También aprendieron que mentir, y mejor si se hace cínica y descaradamente, rinde jugosos frutos. De patojo, mi padre me inculcó que cuando un político miente es como si escupiera al cielo. Ahora adulto, veo que no pasa nada, ni se resuelve nada y si eso fuera poco, se nos insulta y agrede a quienes disentimos o criticamos tan tristes, como amorales comportamientos. En fin, que a todos nos siguen abundando las interrogantes por ejemplo: ¿qué estamos esperando para cambiar; qué país vamos a heredar; cuándo se ayudará realmente a los pobres sin hacer propaganda electoral con dinero del pueblo; a quién corresponde encontrar y dar soluciones, será que a nosotros mismos?