México, la segunda economía de América Latina y que intenta recuperarse del desplome sufrido en el primer semestre, aprobó un presupuesto de 241.000 millones de dólares para 2010 que genera inquietud en las firmas calificadoras de riesgo y podría precipitar una evaluación negativa.
«Es posible que bajen la calificación. Nosotros pensamos que Standard & Poor»s (S&P) no la va a bajar pero Fitch sí», dijo Gabriel Casillas, economista jefe del banco JP Morgan en México.
Las tres grandes calificadoras estadounidenses coinciden actualmente en otorgar a México una calificación en grado de inversión aunque Moody»s le da una perspectiva estable y S&P y Fitch negativa.
Moody»s, pese a sus advertencias de futuros problemas fiscales si no se aumenta la recaudación, ha confirmado que mantendrá su valoración mientras que S&P y Fitch evalúan modificar la suya a la baja, lo que podría perjudicar al sector financiero mexicano y en especial a su capacidad para atraer capitales extranjeros y a su calidad crediticia.
Ambas calificadoras han informado que están examinando el presupuesto aprobado el miércoles pero también otros indicadores claves para la evolución económica a medio plazo.
Uno de ellos son los niveles de recaudación tributaria, entre los más bajos de América Latina. El Congreso aprobó un polémico aumento de impuestos a partir de 2010 que se apoya principalmente en las clases medias y del que se ha puesto en duda que sea suficiente para compensar unas pérdidas de ingresos públicos como las de 2009, que alcanzaron los 36.070 millones de dólares.
Otro aspecto que están considerando las firmas son las perspectivas de crecimiento. El PIB mexicano se hundió 9,2% del PIB (Producto Interno Bruto) en el primer semestre de este año pero el gobierno prevé un repunte a partir del tercer trimestre y un crecimiento de 3% para 2010.
Las calificadoras también se muestran preocupadas por el déficit fiscal, el más elevado de los últimos 20 años si se contabilizan las inversiones de la paraestatal Pemex (Petróleos Mexicanos), advierte Gabriel Casillas.
Sin esas inversiones, que se calculan desde 2009 para mejorar la transparencia, el déficit sube del 0,2% del PIB de 2009 al 0,75% de 2010 y, con ellas, del 2,1% al 2,75%, sostuvo el analista de JP Morgan.
Casillas, al igual que otras voces de la política y la economía, no consideran que el nuevo presupuesto sea un impulso para empezar a reducir la dependencia que México tiene del petróleo ante el fuerte declive de la producción de Pemex, que aporta el 40% de los ingresos fiscales del país.
Presionados por la crisis, los diputados aprobaron un presupuesto que reduce en 0,5% el gasto público respecto a 2009 para situarse en 3,176 billones de pesos (unos 241.000 millones de dólares), según el Ministerio de Hacienda.
En el dictamen, muy criticado por la prensa mexicana por la falta de transparencia, los errores formales y descuidos, se incrementan las partidas de Seguridad Social (18,4%), asistencia social (17%) y Educación (2,5).
También llamó la atención que se destine presupuesto para los ministerios de Turismo (unos 300 millones de dólares), de Reforma Agraria (395 millones) y de Función Pública (95 millones), cuya eliminación fue anunciada por el presidente Felipe Calderón en septiembre como parte de un severo plan de austeridad.