El Senado mexicano, con una inusual mayoría de los tres principales partidos, aprobó una reforma electoral que prohíbe «propaganda que denigre», impide la contratación directa de publicidad en radio y televisión y además le recorta el financiamiento, en medio de una furibunda polémica con los más poderosos medios audiovisuales.
La reforma fue aprobada la noche del miércoles con 111 votos a favor y 11 en contra, con una mayoría formada por los bloques del gobernante Partido Acción Nacional (derecha, primera fuerza), Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda, segunda fuerza) y el Revolucionario Institucional (PRI).
La iniciativa llegó este jueves a la Cámara de Diputados, donde se espera su aprobación definitiva.
«De entrada y de una vez les digo: la Cámara de Diputados apoyará la decisión del Senado», aseguró Ruth Zavaleta (PRD), presidenta del cuerpo legislativo.
La reforma «garantiza a los partidos políticos el derecho al uso de manera permanente de los medios de comunicación social a través de los tiempos que garantiza el Estado» y fija además «el derecho de réplica frente a los medios de comunicación».
Los más influyentes medios audiovisuales intentaron hasta último momento, a través de un fuerte dispositivo editorial y en una audiencia previa en el Congreso, evitar la aprobación de la reforma debido a que, según el sector, les recorta los ingresos por publicidad en un 30%.
«Queda prohibida la propaganda política o electoral que denigre a las instituciones, a los partidos o a las personas», prosigue la decisión legislativa.
La iniciativa prosperó en el Senado a 14 meses del triunfo por apenas medio punto del actual presidente Felipe Calderón sobre el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien denunció una «guerra sucia» en su contra por la transmisión de spots agresivos en radio y televisión.
También señala la reforma que el acceso a los medios audiovisuales «se realizará exclusivamente a través del tiempo de que disponga el Estado y el Instituto Federal Electoral (máxima autoridad en los comicios mexicanos) será el responsable de asignarlo», prosigue.
La reforma establece además que «los partidos en ningún momento podrán contratar o adquirir por sí o por terceras personas, tiempos en cualquier modalidad en radio y televisión» y que «ninguna otra persona física o moral podrá contratar propaganda en radio y televisión dirigida a influir en preferencias electorales».
«Quienes quieren hacer valer simplemente su fuerza o poder acumulado, que no se equivoquen, porque podrán doblar a más de un político, pero nunca quebrar a un Estado», advirtió el coordinador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, en alusión a poderosos medios audiovisuales.
En otra réplica, su colega del PRD, Carlos Navarrete Ruiz, sostuvo que «la columna vertebral de la reforma es expulsar al poder del dinero de la lucha electoral en México».
También recorta la iniciativa del Senado el tiempo de las campañas para las elecciones de presidente, senadores y diputado de seis meses a «90 días», y a 45 días cuando se trate de renovar la Cámara de Diputados.
La reforma además «garantiza a los partidos políticos el derecho al uso de manera permanente de los medios de comunicación social a través de los tiempos que garantiza el Estado».
Durante los tres primeros meses de las cerradas elecciones del 2 de julio de 2006, de enero a marzo, los cinco candidatos presidenciales gastaron al menos entre 30 y 50 millones de dólares, en un país con más de la mitad de la población pobre.