El sorprendente estadounidense Ricky Barnes se mantuvo al frente del US Open de golf, el segundo torneo Mayor de la temporada, al entregar ayer una tarjeta de 70 golpes al término de una tercera ronda que también se vio afectada por las lluvias.

Por segunda vez en 109 años de historia, el Abierto estadounidense se terminará un lunes, debido a que el mal tiempo ha provocado varias interrupciones y suspensiones en la cancha de par 70 de Farmingdale (Estado de Nueva York).

Barnes ha sido un «eléctrico» que ha aprovechado los elementos para opacar a astros como Tiger Woods y Phil Mickelson, el golfista que más apoyo tiene en la afición neoyorquina y quien busca llevarse su primer US Open.

El lí­der totaliza 202 puntos, uno menos que su compatriota Lucas Glover, y con nueve de ventaja sobre Woods.

Barnes pudo haber terminado el domingo con un mejor cartón, pero un bogey en el último hoyo le sacó de paso y tuvo su primera jornada por encima de los 67 golpes.

«Deja un gusto amargo acabar (la ronda) con un bogey en el 18vo hoyo, pero cuando se termina en par (70) la tercera vuelta de US Open, uno no debe quejarse», expresó Barnes, campeón aficionado de los Estados Unidos en 2002.

Para el número uno mundial, su aspiración de un decimoquinto tí­tulo de Gran Slam se ve algo complicada, pues luego de un pobre arranque de 74 golpes (dos sobre el par), ha sacado buenas tarjetas de 69 y 68.

De los golfistas latinoamericanos, el colombiano Camilo Villegas cerró en la plaza 26 con total de 214 golpes, mientras que los argentinos Angel Cabrera y Andrés Romero se ubican en las posiciones 49 y 58, respectivamente.

El clima, que no ha dejado de perturbar el torneo desde el jueves, se portó con bastante clemencia este domingo permitiendo finalizar la tercera ronda e iniciar la cuarta, que fue suspendida por falta de luz, por lo que el campeón del US Open no se sabrá hasta el lunes.