Que fácil es decirlo. Dirigido, contra la crisis que zarandea al país. Para quienes están arriba, rodeados de bienestar, no así los de abajo. Suena a ironía o insulto, puesto que ya no tienen más agujeros en el cinturón; muchos ni siquiera forman parte de sus pocos haberes tal prenda, utilizada desde época remota.
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Es contradictorio dicho llamado, mismo que encaja como anillo al dedo a quienes reciben elevados sueldos y prebendas; por ejemplo: altos funcionarios de gobierno. Estos privilegiados de la fortuna, impulsados por los conectes, nepotismo y otros casos y cosas, pueden cantar victoria, apoyados en la suerte.
La petición lanzada al azar, la revierte la población afectada por esta crisis a los ubicados arriba, entre los que figuran el club que se embolsan sueldos de varios miles de quetzales. Para qué amarrarse el cinturón ellos y ellas, si cuentan con dinero hasta para tirar donde les plazca en cualquier momento.
Los llamados a dar el ejemplo de todas maneras son ellos y ellas. Tal circunstancia si tuvieran sensibilidad social y patriotismo, accionarían de modo diferente. Gozarían del aplauso general si se rebajaran los sueldos jugosos que perciben, además, viáticos, dietas, gastos de representación y varias etceteras.
Es urgente apretarse el cinturón y coser los bolsillos en el sentido que sean eliminados la catizumbada de viajes al exterior, sin excusa ni pretexto. Aclaro que tampoco pretendo se conviertan en lobos esteparios. Uno que otro resulta procedente, siempre y cuando sea en aras de las infaltables emergencias que sí se justifican.
Conviene someternos a un plan de austeridad con el fin de no sentir los efectos que nos aporrean sin cesar producidos por la misma crisis económica. Deberá comenzar por las altas autoridades, el mandatario y su vice a la cabeza, mediante la voluntad política, a sabiendas que es mejor predicar con el ejemplo, y no solo palabras.
En ese orden de ideas resulta contradictorio el escándalo suscitado en el Congreso, consistente nada menos que el desvío de Q.82 millones, como ahorros del organismo. Ello volvó la cabeza del presidente del organismo en mención, doctor Eduardo Meyer Maldonado, suspendido por el oficialista UNE, cuyo personaje queda en entredicho.
Si la crisis golpea más duro deberán ser eliminados banquetes, tipo cortesanos en ocasión de homenajes y demás celebraciones, impropios en la presente época de vacas flacas. Desistir, asimismo, de celebraciones, en virtud que se impone, ahí sí, apretarse el cinturón, sabedores que eso es un derroche que llora sangre.
Amerita también, basados en un régimen de austeridad, llevar a cabo un cambio en todos los connacionales respecto a su forma de vida atinente a sus usos y costumbres. Pese a esas medidas es notorio que una mayoría de guatemaltecos pasa por un verdadero régimen de subsistencia.
Por lo tanto es contradictorio y desleal para quienes están sumidos en la pobreza y pobreza extrema, pedirles que se aprieten el cinturón. Dadas las enormes limitaciones que salen a luz y los ubica en circunstancias lamentables, si para ello se tienen dos dedos de frente. Es preciso delimitar las diferencias abismales existentes.
O actúan como se debe en los niveles altos, o mejor absténganse de hacer llamados equivalentes a una voz en el desierto, generadora de señalamientos acres. Medir con una tabla rasa a todos viene a ser imposible. Procede de consiguiente mejorar las condiciones de vida al colectivo, puesto que perdió su calidad.