En los últimos días hemos visto cómo indicadores obtenidos de estudios realizados por diversas instituciones han mostrado resultados que reflejan la inestabilidad, corrupción, violencia e irrespeto al Estado de Derecho en que vivimos.
A pesar de que todos los días sufrimos, no hemos sido capaces de poner un hasta aquí a esta situación y tomar el tiempo para buscar la solución. Vemos a nuestro gobierno grande, pero débil e inestable para hacer frente a la situación y aun así no nos hacemos responsables de las consecuencias que nuestra indiferencia ha provocado.
Vemos a nuestro país más pobre y más violento por culpa de nosotros que lo hemos permitido y porque seguimos alimentando al monstruo de gobierno que hoy tenemos. No somos capaces de abrir los ojos y darnos cuenta que si no dejamos de alimentarlo así como está, nos va a terminar comiendo. No caemos en cuenta que para no perder nuestro futuro tenemos que ponerle reglas claras y mostrarle quién es el amo.
Sin embargo, los ciudadanos seguimos justificando nuestra falta de participación. Decimos que la política es sucia, que no es lo nuestro, que trabajamos o damos empleo y que con eso ya cumplimos. Pero no vemos que en este momento eso no es suficiente porque ya estamos a punto de caer al precipicio de la ingobernabilidad. Por eso es necesario que cada uno de nosotros dé un esfuerzo extra en lo que hacemos cada día y también trabajemos en lo que hemos dejado de hacer, que participemos como ciudadanos apoyando al gobierno, pero también exigiéndole constantemente rendición de cuentas para que no se le olvide a nadie que el soberano es el pueblo.
Tenemos que cooperar con otros ciudadanos menos afortunados, pero no dándoles lo que nos sobre sino que atendiendo sus problemas desde la raíz, buscando causas y atacándolas para que salgan de su situación de una vez por todas. Es momento de que seamos una sola Guatemala en la que toleremos nuestras diferencias y estemos dispuestos a buscar puntos comunes desde los que podamos construir nuestra nación. Basta ya de divisionismo y de ideologías retrógradas que sólo nos han llevado a la polarización, es la hora de luchar por nuestra libertad para no seguir apostando nuestro futuro en un juego de azar en el que podemos salir perdiendo.
Mucho se ha hablado de reformar nuestra Constitución, esta es una apuesta delicada en la que podemos hacer que Guatemala avance o termine de caer al precipicio sin posibilidades de salir en mucho tiempo. Lo interesante es que si nos tomamos esto en serio y no hacemos este proceso a la ligera solo por hacerlo o por quedar bien con otros, esta apuesta puede convertirse en una inversión con un buen retorno y menor riesgo.
Sobre la mesa hay varias iniciativas de reforma constitucional como ProReforma presentada por más de 70 mil ciudadanos y la que fue desarrollada por USAC-URL-ASIES. El viernes último el pleno de Magistrados de la CSJ presentó también su propuesta. Habiendo visto las tres puedo decir que ninguna es perfecta pero que todas tienen ideas rescatables, por ello se hace necesario abrir el diálogo para buscar lo mejor de cada una de ellas y de otras que no han sido formalmente presentadas. No cometamos la irresponsabilidad de tomar cualquiera e impulsarla sin medir las consecuencias. Para poder hacer este proceso de forma exitosa es importante la tolerancia ¿Estoy dispuesto a participar en un diálogo con otros que piensan diferente? ¿Estoy dispuesto a dialogar basado en el interés de vivir en una Guatemala mejor y sin divisiones y no en mi posición ideológica?