Apología del café


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El sector cafetalero afronta crisis severa debido a la destructora roya que da cuenta de las plantaciones en general en todo el país. Sin embargo, hacer su apología bien intencionada es algo indispensable como merecedor, si tomamos en cuenta que desde tiempos remotos ha sido principal cultivo de calidad mundial y referente de exportación y fuente de divisas.

Juan de Dios Rojas


La aromática bebida representa parte del consumo diario en el colectivo nacional, en el sentido también de conformar una acendrada tradición guatemalense. Misma que persiste seguramente y es a la vez un signo real y positivo de crecimiento, al ritmo de la expansión poblacional. Empero, sujeto está a las alzas y bajas de los precios internacionales evidentes.

Una taza de café viene a ser en el conglomerado, atinente a grupos sociales en pobreza y extrema pobreza, el único alimento para los seres humanos que viven con hambre y obviamente desnutridos. Pero conviene mencionar aunque en volandas el complicado proceso del que es objeto. Ejemplos abundan: corte, maduración y luego su paso por secado, retrilla, etcétera.

A título personal, familiar, amistades, compañerismo, tiene presencia la bebida de una taza de café. Sirve asimismo de enlace, entendimientos y tanto enredo del mundo político subsanado, a semejanza de arte de magia, cuyo resultado sorprendente después, aligera cualquier empantanamiento. Si dichas tacitas de café hablaran, cuánto podrían decir y ejemplificar.

De mi paso breve, sin embargo, significativo por las aulas del Instituto de señoritas Belén, guardo remembranzas siempre gratas que de cuando en cuando afloran a mi mente. Entre ellas, fue motivante una tradición de la docencia, que el título lo expresa en demasía: «Una tacita de café en Belén de mis recuerdos”, cuya misión es reunir en ese recinto al personal docente.

También saca a relucir a tiempo de compartirlo, un cúmulo de vivencias que causan pláticas en medio de risas, bromas, anécdotas y un interminable sentirse en recorridos salpicados de nostalgia, pleno disfrute en amplio círculo social, dificultoso por distancias opuestas, merced al desaforado crecimiento citadino, además del ambiente peligroso y permanente.

Actualmente existe el deseo a menudo de solazarse al beber una taza de café aludido en renglones anteriores, al superar esta costumbre, responsable de la cultura popular. Sobre todo en la barra de una cafetería, por cierto en una competencia leal en su mayoría, por cuanto la libre competencia con el soporte efectivo de la publicidad lo posibilita.

Tal actividad recurrente en diversos destinos a satisfacer los gustos variados y exigente de una clara adicción a un producto muchos años solamente en calidad de exportación. Los modelos de vida evolucionan a plenitud de consiguiente benefician a empresarios y consumidores. Resulta entonces una acción efectiva en pro de afrontar la roya destructora.