La película Apocalypto no puede analizarse con la actitud tradicional de quien no quiere problemas con Mel Gibson. A él, como director del film, se le debe ubicar como el continuador de un cine cuya identidad es la violencia, dolor y miedo, con sus implicaciones de brutalidad. Sin pretender ignorar la fantasía del cinematógrafo, es necesario explicar la trampa gibsoniana de vincular cine comercial con un supuesto acercamiento a una etapa histórica de la cultura maya. Es aquí donde falla y se localiza la debilidad del argumento.
El respeto a la libre emisión del pensamiento, señala que Gibson puede expresarse en el cine como lo considere adecuado. Asimismo, es suya la decisión de invertir millones de dólares en Apocalypto para incrementar sus utilidades. A ese negocio se dedica. Pero también se puede ejercer el derecho a la crítica por su lamentable proceder al escribir (así dicen los créditos de la película) un guión, junto a Farhar Safinia. Ambos conocieron la cultura maya cuando estuvieron unos días como turistas en México. Este hecho explica el criterio de Gibson cuando ?en la película? expone su propia versión del imperio maya ubicando a su población como inculta y creadora de atrocidades, sin desarrollo científico, y únicamente dedicados al culto de la violencia.
La dirección de Mel Gibson en Apocalypto se orienta a inundar la pantalla con sangre ?a borbotones en cualquier parte del cuerpo o deslizándola en cientos de escaleras? para acompañar la supuesta barbarie de los mayas inmersa en masacres, y su desdén por la vida humana. Es parte de una metodología «moderna» ?al mejor estilo de Hollywood? cuya base es la pasión gibsoniana por la crueldad extrema. Estos factores y sus ideas de realizar cine espectacular para entretener, colocan a Gibson como un director de cine común. Nada fuera de serie.
El objetivo gibsoniano es presentar una película de ficción, con aventuras y persecuciones en la jungla. Esa es la realidad. El problema se encuentra cuando Gibson coloca en Apocalypto al primitivismo y la ignorancia como parte esencial de la cotidianidad maya. Así se ubica cuando un sacerdote, entre otros que actúan como poseídos, invoca a gritos a Kukulcán ?para los mayas, la serpiente emplumada, la deidad de la vida? y se sorprende cuando se presenta un eclipse de sol. Este alarde de desconocimiento gibsoniano pretende ocultar el alto grado de exactitud astronómica que alcanzó la cultura maya.
Mel Gibson no conoce la cultura maya ?es obvio en Apocalypto?; sin embargo, con un pensamiento más serio, hubiera tratado de leer lo mínimo para comprender el contenido religioso y el desarrollo científico de los mayas. Pero no. Prefirió lo fácil y ni siquiera pudo tener una adecuada asesoría. Esta situación se confirma por la cantidad de imprecisiones históricas y culturales en el filme. Además, para lograr espectacularidad, confunde fechas, idiomas mayas y espacios geográficos. Gibson trata de reconstruir, sin talento, un mundo del pasado donde ?según su opinión? sólo prevalece el ritual del sacrifico para llenar con horror la visión del espectador.
En Apocalypto Gibson recrea una expresión morbosa de ambientes alucinados. Un ejemplo de esta afirmación se encuentra en el hecho de colocarle a la película el nombre griego de Apocalypto (comienzo). Sus «asesores» fueron incapaces de buscar un vocablo en los diferentes idiomas mayas para titular el filme. El desorden en el pensamiento de Gibson lo llevó a filmar su película maya; es decir, el traslado de episodios, junto a una música de sonidos graves repetitivos, que impregna con sufrimientos y venganzas, para suplir el verdadero conocimiento de los mayas.
Gibson no plantea ninguna posibilidad de acercar al espectador a una explicación congruente de las diferentes hipótesis relativas al fin de la civilización maya y le importan muy poco los aportes y sabiduría de la cultura maya: el maíz sólo aparece como escenario de persecuciones (para no variar); el calendario ?factor esencial en la vida de la población maya?; su sistema de escritura (se encuentra en estelas y códices); la arquitectura maya con su decoración delicada, estética y compleja; el desarrollo de la escultura y el arte gráfico; los grandes adelantos en astronomía; y el sistema vigesimal con el conocimiento del cero ?aporte intelectual y abstracto?. Este conocimiento, entre otros, señala el desarrollo de un pueblo (etapa cultural avanzada de las sociedades humanas, donde hay un incremento de su ciencia, artes, ideas y costumbres). Además, señor Gibson ¡En Guatemala nadie ignora la existencia del Popol Vuh! Su lectura le hubiera proporcionado la adecuada información de la cosmogonía maya.
Apocalypto ?c?mo crónica de la fatalidad? concluye con el asombro de indígenas tatuados a los cuales disfrazó de mayas, observando el desembarco de los españoles. Esta circunstancia se muestra con un especial significado pues Mel Gibson tiene el humor (y la «puntada») de adelantarnos su próxima película: la violencia va a continuar.