Apertura de congreso, decisiva para el presidente Mbeki



El Congreso Nacional Africano (CNA), en el poder en Sudáfrica, inició ayer en Polokwane (noreste) un congreso crucial en el que el jefe de Estado, Thabo Mbeki, amenazado por su rival Jacob Zuma, se juega su futuro polí­tico.

El CNA «hoy necesita dirigentes con pasión por la ética, como lo eran nuestros predecesores», dijo Mbeki ante los 4.075 delegados del partido ultramayoritario desde la caí­da del apartheid en 1994, para escoger al que será presidente del partido durante los próximos cinco años,

Sin nombrar al vicepresidente de la formación, Jacob Zuma, sobre el que recaen sospechas de corrupción, pidió «salvaguardar» al partido de esas sombras.

Al acabar su discurso, los partidarios de Zuma aclamaron a su lí­der y se elevaron sobre la ovación a Mbeki entonando el ’Umshini Wami’ (Pásame mi metralleta), canto de la lucha contra el apartheid convertido en himno zulú.

Varios ministros, entre ellos la de Sanidad, Manto Tshabalala-Msimang, fueron abucheados a su llegada. Tras el receso del mediodí­a, fue necesario llamar al orden para hacer callar a los partidarios de Zuma.

El ex presidente Nelson Mandela, que no asistió, envió un mensaje en el que se dijo entristecido por las disputas en la organización.

Para el analista Adam Habib, del Consejo de Investigación en Ciencias Humanas, Mbeki «cimentó las divisiones» ayer, y perdió «la ocasión de unir al movimiento, que habrí­a sido la mejor estrategia».

Según el delegado Frans Matsholo, el presidente «intenta desesperadamente echar la culpa a otros».

Elegido como jefe de Estado en 1999, Mbeki dispone todaví­a de dos años de mandato, pero puede perder cualquier margen de maniobra si el CNA, que preside desde 1997, cambia de dirigente.

El populista Zuma, antí­tesis del distante Mbeki (ambos de 65 años), se arroga el 61% de los votos de los delegados a favor de su candidatura, sin contar el apoyo de la Liga de las Mujeres y de las juventudes del partido, a pesar de sus problemas con la justicia.

Un retorno espectacular para un polí­tico que tuvo que dimitir como vicepresidente en el 2005 después de que su consejero financiero fuera condenado por corrupción.

La Constitución prohí­be a Mbeki presentarse para un tercer mandato presidencial en 2009.

Mbeki, considerado como el máximo responsable del éxito económico de Sudáfrica, que ha colocado al paí­s como una de las potencias emergentes, ha perdido gran parte del apoyo popular en los últimos años al ser acusado por sus crí­ticos de distante y déspota.

Zuma, apoyado por la poderosa confederación sindical Cosatu y el Partido Comunista, miembros de la coalición gubernamental, ha sabido sin embargo capitalizar la decepción de los pobres.

«Hace mucho que el paí­s vive en la pobreza y nuestro presidente, con su espí­ritu capitalista, enriquece a los más ricos», afirmó la delegada Elisabeth Mentile.

Si Zuma es elegido hoy, tiene todas las opciones de convertirse en el próximo presidente de este paí­s de 48 millones de habitantes.

Algunos observadores no descartan la posibilidad de que se realicen elecciones anticipadas, en especial si el presidente sufre una fuerte derrota en este congreso.

El voto será secreto y el congreso se prolongará durante cinco dí­as.