Cuando leí las declaraciones del secretario general de la URNG desautorizando a dirigentes departamentales de ese partido que manifestaron su decisión de apoyar a uno de los candidatos presidenciales en contienda, me recordé de un comentario crítico incluido en la revista cibernética Chichicaste que dirige el periodista Edgar Juárez, y que titula “La izquierda radical, tres veces derrotadaâ€.
Es que el diputado Héctor Nuila advierte que los afiliados y dirigentes del interior del país de la URNG no deben adoptar ninguna decisión respecto a respaldar a uno u otro de los presidenciables, sino que tienen que esperar instrucciones de la dirigencia nacional de la URNG, es decir, de quienes han conducido a este partido a otra nueva derrota electoral.
El artículo de la revista digital, de tendencia izquierdista y defensora de los intereses populares, señala que la izquierda aliada en el Frente Amplio debiera someterse a “un análisis profundo sobre sus métodos y estrategiasâ€, es decir, a una severa autocrítica, como lo recomienda con más amplitud el prestigioso sociólogo Carlos Figueroa Ibarra, en su columna del jueves 22.
Después de hacer un somero repaso en torno a la derrota militar sufrida por la insurgencia, a los incumplidos Acuerdos de Paz y a las anteriores e infructuosas incursiones de la URNG en procesos electorales, Juárez cita a Sichar Moreno al indicar que Jorge Ismael Soto (Pablo Monsanto) no sólo ha intentado imponer a su grupo en la URNG y en la ANN, puesto que en vez de constituirla en una coalición de izquierda plural, ha sido plataforma electoral de la ex guerrilla con partidos comparsas.
Señala que el esquema de hace cuatro años se repitió en el reciente proceso político, cuando la izquierda electoral registró una derrota apabullante, como “resultado de la utilización de métodos y estrategias equivocadas en el campo dirigencial y electoral, (porque) se ha tratado de establecer un esquema autoritario, sin pluralismo político y dirigencialâ€.
“Estos esquemas rígidos y estrechos espacios de participación, sostenidos y defendidos por la antigua dirigencia de la URNG –advierte el director de Chichicaste–, no permiten la ampliación de los espacios políticos y el acercamiento de grandes sectores indígenas y de pensamiento progresistaâ€, lo que ha determinado, a mi juicio, que esos grupos y organizaciones sindicalistas entre otros, no se acomodaron ni tuvieran cabida en el mal llamado Frente Amplio, mucho menos otras corrientes de izquierda de ideología socialdemócrata, como lo que queda del FUR, para citar un ejemplo, o intelectuales, universitarios y artistas no organizados que se resisten a seguir instrucciones torpes, prepotentes y mezquinas, típicas de una institución militar.
Mientras esa clase de izquierda siga bajo el control de caducos dirigentes que aún creen que es necesario continuar aplicando métodos verticalistas propios de la época insurgente, y no cedan el paso a las generaciones que no vivieron ni participaron en la guerra interna, su destino es la extinción a corto plazo, mientras la derecha, especialmente la más reaccionaria y conservadora, domina los espacios políticos y la oligarquía se torna más intolerante y explotadora de las clases populares.
(El activista de izquierda Romualdo Tishudo asiste a una modesta funeraria pueblerina al velorio de un dirigente local marxista y pregunta a un compañero: –¿De qué murió? El camarada responde: –En una pelea, pero no sé con quién, porque en el letrero sólo dice SEPELIO).