Anotaciones sobre humanistas y periodistas


Eduardo Villatoro

Q-Tengo a la vista la invitación que enví­a a sus afiliados la junta directiva del Colegio de Humanidades, que no la mencionarí­a en este espacio sino fuera por la curiosa (?) redacción de la cartulina.

Tampoco serí­a objeto de mí­nima atención si los integrantes de ese directorio fuesen lí­deres de la Asociación precolombina de artesanos dedicados al disfrute de objetos funerarios, o quizá se comprenderí­a -sin que ello signifique cierto agravio- que la invitación la enviase el Colegio de Ingenieros Forestales Solterones.

Son los dirigentes del gremio profesional que reúne a filósofos, literatos, catedráticos de la lengua española, entre otros intelectuales, que omiten deliberadamente el artí­culo «La junta directiva?», porque presumo que imitan a estilizados de la alta burocracia que no dicen «La Casa Presidencial», y a otros trasnochados que creen que es ofensivo decir «La Catedral Metropolitana».

Tales directores del colegio humanista comienzan diciendo «Junta Directiva del?» Luego, indican que el convite será celebrado en un edificio ubicado en la Calzada Roosevelth. Así­, la inicial de la arteria con mayúscula, y el apellido de dos presidentes de Estados Unidos con una hache de más.

Esto me recuerda cuando mi amigo el profesor y periodista Rubén Alfonso Ramí­rez hace pocos años invitó al acto de entrega de un libro suyo con un nombre semejante a «Expresémonos apropiadamente», porque el también presentador de televisión cultiva el buen uso del lenguaje. El caso es que al final de la cartulina se leí­a esta advertencia «Favor de presentar invitación» (sic). Nada de «por favor», ni que ocho cuartos. Puro aviso de aeropuerto.

Q-No falta periodista o profesional de otras disciplinas que escriben ocasional o frecuentemente columnas en los diarios, que son tan imprecisos en sus crí­ticas que mejor deberí­an comentar sus angustias en el seno de sus hogares.

Tal el caso del abogado Federico Castillo Valenzuela, usual colaborador de La Hora, quien el viernes 8 lanzó severa filí­pica contra determinado periodista que, por más que me exprimí­ los sesos, no pude establecer de quién se trata o cuál es el caso. Léalo usted y tome en cuenta las palabras uno y una.

«Un director (¿quién?) de una radioemisora (¿cuál) y director de un medio informativo (¿su nombre?, plis) que se trasmite en esa misma emisora (de nuevo ¿cuál?) decide aceptar un sueldo (¿cuánto?) en una institución pública (¿cuál de todas?); pero no renuncia de los cargos de director de la emisora (¿la misma?) ni de director de un medio informativo (¿cuál? de nuez), como queriendo ser juez y parte de la institución pública referida (sic).

Agrega «Este sujeto (estuve a punto de sufrir un colapso) no permite la crí­tica de la institución pública (¡mencione el nombre, por vida suya!) donde (sic) cobra un sueldo» (¿cuánto gana? ¿O no salpica?). Añade «A este ciudadano (por poco me da un soponcio) que dice ser periodista (¿y qué es entonces, confuso abogado Castillo?), etc.

Q-Finalmente habrá un periodista y joven al frente de la APG. El 15 de enero asumirá de presidente el licenciado en periodismo Tito Fernando Quiñónez. Lo acompañarán en la junta directiva otros colegas de renovadas fuerzas, aunque también algunos veteranos que aportarán su experiencia.

Q-Es muy deplorable, pero importante para mí­, reiterar mi sincero saludo de pésame al doctor Gustavo Berganza, periodista, sociólogo, antropólogo y uno de los pocos brillantes analistas polí­ticos de Guatemala, por el sensible fallecimiento de su amada madre, señora Julia Laura Jiménez. Renuevo mis condolencias, vos colochito.

Q- Romualdo está feliz por el penta de los rojitos.