Añoranzas de la casona de la Estación (II)


En esa casona de la Estación escuchamos historias de la familia ligadas con los acontecimientos que vivió Guatemala en casi medio siglo. La I Guerra y lo que trajo la posguerra, una generación lastimada y sin esperanzas. Luego la gran depresión de los treintas, la cual se hizo sentir creando nuevos pobres en Guatemala y que en nuestro pequeño mundo en la Costa Sur coincidió con la caí­da del banano.

Doctor Mario Castejón

La llegada de los alemanes al Ingenio Palo Gordo a sólo tres kilómetros de La Casona en los primeros años del auge del nazismo fue todo un acontecimiento. Un grupo de éstos se integró al personal del Ingenio Palo Gordo fundado por un súbdito alemán don Enrique Hertsch. Dentro de éstos vino a Guatemala Herbert Fleischer Hertsch, quien se casó con la hermana de mamá, Gasparina Garcí­a-Prendes, mi tí­a y madrina. Al inicio de los cuarentas con la entrada de los gringos a la Guerra los alemanes que habí­an permanecido en Guatemala, tenidos como potencial peligro, fueron trasladados a campos de concentración a los Estados Unidos y esto a pesar de las simpatí­as del general Jorge Ubico por Hitler. Allá en Cristal City Texas, Gasparina y su familia pasaron los años de la Guerra en un campo y cuando regresaron a Guatemala en 1946 el Gobierno de Ubico y la Guerra Mundial eran ya historia. La Casona de la Estación estaba deshabitada, pues con la venida de los gringos para la construcción de la Base Militar en el Aeropuerto de La Aurora emigramos con mis padres a la gran ciudad en busca de oportunidades.

El álbum familiar guardó algunas fotografí­as de aquellos años y recuerdo una que siempre me impresionó, era en ese blanco y negro, un tono que entonces me parecí­a apagado y que ahora me parece muy elegante, mostraba una linda niñita rubia como de seis años que se llamaba Inge y era hija de un quí­mico alemán de Palo Gordo que visitaba nuestra casa. Sus padres y ella regresaron a su Patria atraí­dos por el auge del III Reich y durante uno de los bombardeos masivos sobre Bremen una bomba vuelamanzanas desapareció a la familia entera.

Esto escrito es solamente una divagación, algunas historias tejidas alrededor de La Casona, las estoy tratando de reunir en una especie de bitácora familiar que pienso dar a conocer y dejar como legado a mis nietos y a los hijos de sus hijos, pensando que quizás alguno de ellos al pasar junto a lo que fue la Estación allá en mi pueblo y conociendo la historia diga: Aquí­ estuvo La Casona donde nació el viejo de aquella foto.

Walter Cronkite

El pasado viernes 17 de julio el comentarista tempranero de CBS anunció que a las 7:42 de esa mañana habí­a muerto Walter Leland Cronkite, conocido como «el hombre más confiable en los Estados Unidos». El anchor de CBS dijo: fue en primer lugar una extraordinaria persona y en segundo lugar un extraordinario periodista.

Con el inicio de la televisión a finales de los cincuentas y principios de los sesentas, Walter Cronkite entró a lo grande en el mundo del periodismo, antes que, las noticias de la televisión eran consideradas comedias y el periodismo formal se realizaba a través de la Radio y la Prensa escrita, Cronkite cambió esta perspectiva con su matizada voz de barí­tono y su claridad de enfoque al hacer la noticia, su estribillo final «and that is the way it is» vino a convertirse en un sello de confianza para los televidentes.

Los eventos trascendentales de aquellos años que cambiaron el mundo se conocieron a través de su voz. Cuando el lanzamiento del Apolo 11 que llevó al primer hombre al espacio en 1969 la voz de Cronkite alentó a millones de televidentes que esperaban expectantes que el cohete no fallara mientras Cronkite pronunciaba aquellas emotivas palabras: «Go baby Go», luego por 27 horas acompañó dí­a y noche al cohete durante la misión. Sin embargo la noticia que lo hizo un icono del periodismo fue cuando con el rostro alterado el 22 de noviembre de 1963 anunció el asesinato del presidente Kennedy. Recuerdo esa mañana la cara de Cronkite, al dar la noticia del tiroteo de Dallas y luego cerca del mediodí­a frotando sus anteojos tratando de mantener la compostura anunciar la muerte del Presidente. También fue Cronkite, quien reportó la noticia del asesinato de Martin Luther King en Memphis el 4 de abril de 1969 y también el discurso de Robert Kennedy desde Indianápolis ese trágico dí­a, en donde Kennedy comunicó de pie sobre un remolque, la muerte de King a una muchedumbre de gente de color. Como una ironí­a de la vida el 5 de junio, dos meses más tarde, anunció desde CBS la noticia que Robert Kennedy habí­a sido asesinado en un Hotel de Los íngeles, cuando todo indicaba que iba a ser el próximo Presidente.

Cronkite visitó Vietnam después de la ofensiva del TET en 1968 y conmocionó a la Nación cuando señaló que la Guerra estaba perdida y que las cifras sobre los resultados habí­an sido alteradas. Fue tan impresionante su reportaje, que Lyndon Jonhson al verlo desde la Casa Blanca dijo: He perdido a Cronkite, he perdido a los Estados Unidos, luego Jonhson anunció que no buscarí­a la reelección. Años más tarde, Cronkite siendo un liberal de izquierda siguió con fervor la inauguración de Ronald Reagan en la Presidencia, creyendo que la Nación necesitaba un cambio.

Walter Cronkite fue algo así­ como la cara de la noticia en el mundo y al morir con él se perdió un modelo. Se retiró de CBS en 1981, pero siempre se mantuvo vigente con esa credibilidad tan escasa en el periodismo y su rostro apareció en muchas portadas. Al retirarse recuerdo sus palabras: Los viejos reporteros nunca se apagan, y terminó diciendo… and that is the way it is.