Año Viejo…


Es siempre más reconfortante hablar de Año Nuevo, sobre el que se cifran tantas expectativas y se alientan tantas esperanzas, que hacerlo sobre el Año Viejo, el que se va y que nos deja hechos y situaciones que ya no se pueden cambiar. No se pueden remediar las malas ni se pueden prolongar las buenas, pero el balance de ambas es lo que nos permite ver con mayor objetividad y certeza el futuro, en vez de simplemente engordar la lista de buenos deseos como generalmente hacemos en estas fechas.


El año, que coincidentemente fue el segundo del gobierno de ílvaro Colom, se vio marcado especialmente por el fenómeno de la violencia que cobró demasiadas vidas. Aunque las autoridades de gobernación digan que no les preocupa la estadí­stica de la muerte durante el 2009, la verdad es que para los deudos de esas personas que murieron como consecuencia de la incapacidad del Estado de cumplir con su gorda obligación de garantizar la seguridad de los habitantes del paí­s, no existen palabras de consuelo y resulta poco humano e irrespetuoso decir que a alguien no le preocupa esa situación, aunque el sentido de sus palabras quiera ser distinto. En realidad, desde la firma de la paz, la asignatura pendiente para Guatemala sigue siendo la seguridad y es que mientras subsista la impunidad alentada durante el conflicto armado interno en nuestro paí­s, no podemos esperar que mejore la situación porque indudablemente que el vací­o de justicia alienta la criminalidad. Para encarar el año que viene con madurez y entendimiento, es fundamental que pongamos los pies en la tierra y entendamos que el drama de la muerte en nuestro paí­s sigue siendo abrumador y que urge adoptar medidas congruentes para enfrentarlo. Cierto es que el crimen más paradigmático del año, el cometido en mayo y que cobró la vida del abogado Rodrigo Rosenberg, está a punto de ser esclarecido por la investigación que hizo la CICIG, pero eso únicamente nos demuestra que cuando se quieren hacer bien las cosas y hay voluntad polí­tica de llegar al fondo y perseguir a los criminales, se pueden lograr resultados no sólo contra los autores materiales sino también contra los autores intelectuales. ¿Pero cuántos ciudadanos murieron sin que su caso fuera tomado en cuenta por alguna autoridad? Nosotros clamamos por justicia para todos, no únicamente para un pequeño sector del paí­s. Y el año que viene tiene que ser distinto al viejo especialmente en el tema de la seguridad ciudadana que sigue siendo talón de Aquiles de nuestra sociedad y motivo de angustia para la población.