Año nuevo, corre y va de nuevo (I)


Concluye el año, «pasa a formar entre los muertos». Lo que pudimos, lo que debimos hacer quedó en el pasado, cosas quedaron por hacer. Esperemos que el balance de lo hecho, especialmente de lo bien hecho, sea favorable, que no hayamos permitido que transcurriera un año de vida y lo único que podamos decir es que lo pasamos bien, paseamos, jugamos, derrochamos el tiempo, nos gastamos los recursos y que lo comido y lo bailado no nos lo quita nadie. Por el contrario, tal vez podemos decir que lo realizado valió la pena y que aunque no fuimos tan eficientes y adecuados como hubiésemos querido, sí­ fuimos hormigas y no cigarras.

Juan Francisco Reyes López

De nuevo se nos presenta un año lleno de posibilidades, de retos, de tareas y dificultades. Es un nuevo año que se inicia, independientemente, es como una bolita que se mueve en la rueda de la vida, igual que en una ruleta. ¿Dónde caerá, en el rojo o en el negro, en el número que nos hubiera gustado o en otro? Está por verse, pero sin duda, es un nuevo ciclo, un nuevo perí­odo en el que dí­a a dí­a Dios nos dará la oportunidad de hacer, de construir o de desperdiciar.

 

«El tiempo perdido hasta los santos lo lloran» o como dijo un compositor «el beso que no diste ya no lo podrás dar». Es un nuevo año, unos lo iniciarán festejando, rodeados de oropel, con una copa en la mano, abrazándose y hasta tal vez besándose no importando con quién, otros lo iniciarán con sus hijos, con sus nietos, con la persona amada y probablemente por ello sentirán una llama de esperanza, una luz de ternura y un cúmulo de tranquilidad. A éstos los felicito, tratemos de emularlos.

 

No será un año fácil para el mundo y como parte de él, no será un año fácil para Guatemala; es el tercer año del actual gobierno, es el año en que mejores probabilidades tienen de materializar parte de su programa; en el subsiguiente año tendrán que concluir las obras pendientes, también será un año donde la polí­tica partidaria, donde la competencia y rivalidad por ser alcalde, diputado, vicepresidente o presidente embargará enormemente los espacios.

 

El 2010 será difí­cil para el 99% de los guatemaltecos, para los que no tienen tierra, para los que no son dueños de una industria, comercio o tan siquiera tienen un lugar en el mercado informal. Igual de difí­cil será para los asalariados, basta volver la cara y preguntar cuántos de nuestros conocidos, amigos o familiares pasaron al desempleo.

 

Fue el mejor año que ha tenido el azúcar, café, banano, cardamomo y otros productos, pero la riqueza de unos no significa el beneficio de todos; es más fácil compartir la pobreza que la riqueza, por eso meditemos y propongámonos encontrar desde cada punto de vista, desde cada espacio, desde cada persona, las metas para que el próximo año que se inicia sea más adecuado.

 

Cómo iniciemos este nuevo año depende exclusivamente de nosotros. Enero entrante es un buen momento para saldar y evaluar cuentas, pero es más importante que nos hagamos los propósitos y las metas que consideremos adecuadas en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestro trabajo, en nuestra comunidad, en sí­ntesis, en todo lo que podemos prever y planear. Puede ser que sea nuestro último año, eso sólo Dios lo sabe.

 

Continuará.