Las organizaciones político partidarias por fin se encuentran a las puertas de concretar sus aspiraciones, quizá dentro de nueve meses exactos, o pocos días más, estaremos acudiendo a las urnas. En menos de 120 días ya será legal el bombardeo propagandístico electoral. 2011, tanto por el proceso electoral como por el conjunto de situaciones que nos rodean es un año lleno de desafíos. Desafíos de orden individual, desafíos de tipo colectivo y nacional. Desafíos caracterizados por múltiples interrogantes. Lo político, a pesar de la ausencia ciudadana por hacerse de mayor involucración, termina por envolver prácticamente toda actividad. ¿Pero, y qué es lo que vamos a recibir los guatemaltecos en este ámbito?
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¿Será posible que el debate electoral se atreva a abordar temas más allá de la generación de llamativas promesas de campaña? ¿Cómo será mencionado el tema de la seguridad, o más bien cómo se plantearán las acciones alrededor de la creciente percepción de inseguridad que nos rodea? ¿Con inventivas frases, con un plan de trabajo, haciendo énfasis en los errores cometidos por la actual administración o con una combinación de lo antes citado? ¿Podrá darse la concreción de un movimiento ciudadano que auspicie una atmósfera electoral que nos posibilite encarar los retos nacionales caracterizados por la arremetida del crimen organizado, hacer sostenible el combate a la pobreza y en medio de ello, concretar nuevas y novedosas formas de inversión que a su vez se traduzcan en nuevas fuentes de empleo y una reactivación económica real, caracterizada por ser democrática, es decir cuyos beneficios alcancen a las mayorías?
La campaña electoral se anticipa ruda, llena de ataques y de mutuas descalificaciones. En medio de ello, las pretensiones por «oscurecer» las fuentes de financiamiento. Además con un Registro Nacional de las Personas, Renap, lleno de desaciertos, que no termina de hacerse convincente ante la población. Estimo que lo que ha hecho hasta este momento el Tribunal Supremo Electoral, TSE, aunque insuficiente, está en la línea correcta. Y debe seguir haciéndolo. Las sanciones que impone y que deberá seguir imponiendo, no pretenderán desfinanciar a los partidos políticos, pero sí podrán alcanzar a descapitalizar su credibilidad, su escasa confianza. En ello está el acierto de la acción institucional del TSE.
Pero en medio de todo esto, algo que nos puede causar un enorme daño, es que se imponga un halo de duda sobre el proceso de las elecciones propiamente dichas. Si las decepciones que hasta ahora provoca el Renap, llegan a tocar la frágil credibilidad en el TSE y se impone la sensación de un fraude electoral, habremos de tener la atmósfera ideal para anticipar que aquí cualquier cosa, negativa, pueda ocurrir.
Corresponde a las autoridades del Organismo Ejecutivo proveer de certidumbres en algunos tópicos aquí mencionados. El llamado del TSE a la suscripción de pacto político que implique llevar una campaña de altura, no es ocioso. Pero debe haber algo más. Debe buscarse por todos los medios posibles el ambiente ideal para desarrollar las campañas electorales de los contendientes dentro de cánones mínimos de fomento al debate, a la rendición de cuentas y a la transparencia.
He sostenido en el pasado y lo repito ahora, que nuestro país se encuentra frente a la posibilidad de ser devorado en su totalidad por las estructuras de poder fáctico, ahora fortalecidas con el incentivo de emprender actividades delincuenciales en una atmósfera que tolera la impunidad, tanto por omisión como por sumisión.
En consecuencia dejar de lado los temas conexos a esta situación no sólo puede ser calificado de enorme irresponsabilidad, sino de sórdido contubernio. Como se puede apreciar ante el cuadro descrito, los desafíos están a la orden. Están esperando ser tocados y con ello emprender las acciones que a todos nos convengan dentro del régimen de legalidad y fortalecimiento democrático. Si la contienda al final nos puede dejar o no la sensación de satisfacción por la madurez de la confrontación de ideas, también dependerá de cuán responsablemente se tramite desde nuestro fuero interno la campaña que está por iniciarse. Ese desafío individual tendrá enormes repercusiones en nuestros colectivos inmediatos e indudablemente también a escala nacional.