Manifestando a la vez «impaciencia y frustración», el enviado especial, Kofi Annan, instó hoy al gobierno sirio a cumplir con un plan de paz mediado por las Naciones Unidas después de una matanza atroz hace una semana que dejó un tendal de más de cien muertos.
La exhortación tiene lugar en momentos en que la comunidad internacional enfrenta una presión creciente para tomar medidas contra el régimen después de la masacre de Houla y la incapacidad del plan de Annan para contener el baño de sangre.
Unos 300 observadores de la ONU han sido emplazados en varios puntos de Siria para observar un cese de fuego que se suponía comenzara el 12 de abril. Pero todos los días se producen hechos de violencia y las imágenes de la matanza de Houla han intensificado la indignación. Muchos de los muertos fueron mujeres y niños baleados dentro de sus propias casas.
Según los investigadores de la ONU, existen firmes sospechas de que pistoleros partidarios del régimen fueron responsables de por lo menos algunas de las matanzas de Houla, que ocurrieron el viernes pasado. El gobierno niega participación y lo atribuye a combatientes rebeldes.
Los integrantes del principal organismo de derechos humanos de las Naciones Unidas decidió el viernes por amplio margen condenar a Siria por las masacres. Sólo Rusia, China y Cuba rechazaron la resolución de condena apoyada por Estados Unidos. Rusia y China han evitados en dos ocasiones que el régimen sirio del presidente Bashar Assad sea sancionado por la ONU debido a la cruenta represión de las protestas.
Pero el presidente ruso, Vladimir Putin, insistió hoy en que Moscú desea ayudar a Annan para que consiga «resultados positivos» y evite una guerra civil generalizada en Siria. También rechazó las versiones de que Rusia esté sosteniendo al régimen de Assad.
«No apoyamos a ninguna de las partes que esté generando amenazas de una guerra civil», declaró Putin a los periodistas en Berlín.
En nuevos hechos de violencia, las fuerzas de seguridad sirias dispararon el viernes contra miles de manifestantes que salieron a las calles para conmemorar la matanza de Houla, según denunciaron activistas. También afirmaron que al menos cinco personas fueron muertas a tiros en las provincias norteñas de Aleppo e Idlib y en la sureña de Dará.
Además, un grupo de pistoleros mató ayer a personas que iban a laborar a una planta estatal de fertilizantes en la ciudad de Homs, en lo que fue la tercera matanza reportada en Siria en una semana.
Annan insistió en su plan de seis puntos durante una visita a Beirut hoy, pero agregó que el presidente Assad debe enviar «una señal a su pueblo y a la comunidad internacional de que está dispuesto a cumplir el plan y que va a avanzar en búsqueda de la paz».
«Sé que todos estamos impacientes, todos estamos frustrados por la violencia, por las muertes… Creo que quizás estoy más frustrado que la mayoría de ustedes porque estoy en el meollo de las cosas», dijo a periodistas en rueda de prensa.
Con el creciente caos en Siria en los últimos meses, la comisionada de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, reiteró la advertencia de que ese país podría estar camino de una guerra civil.
Las Naciones Unidas informaron en marzo que al menos 9 mil personas habían sido muertas en el conflicto. De acuerdo con activistas, son 13 mil los muertos.