Anestesiados


Editorial_LH

Medio zombis, como almas en pena. Así podemos vernos los guatemaltecos muchas veces si nos tomamos el tiempo para detenernos en una esquina a ver los rostros de nuestros compatriotas al caminar por las aceras, al verlos a través de la ventana de un bus urbano o mientras esperan al volante de su vehículo en el “entretenido” tráfico.


El guatemalteco urbano se ha dejado llevar por ese arrebato de la ilusión y ese robo de la emoción que nos deja  como si estuviéramos anestesiados. ¿Pero por qué? Pues porque tenemos que vivir medio anestesiados para poder tolerar la situación de un país en que todo puede pasar y por eso los guatemaltecos continuamos como si nada nos alterara.

Ayer, Karla Daniela (17) y Nancy Paola (14) Oscal Pérez, cuando iban a estudiar fueron víctimas de la “cotidianidad” chapina y recibieron un balazo cada una que, en el caso de la mayor de las hermanas, le provocó la muerte.  ¿Durante cuánto tiempo recordaremos el nombre de las víctimas?

En otros países, un hecho como este desata una búsqueda sin freno de los asesinos para poder enviar el mensaje de intolerancia de una sociedad representada eficientemente por sus autoridades contra cualquier hecho de violencia que atente contra tantos principios básicos de una sociedad como el respeto a la vida, a la mujer, a la juventud, etc.

Ha sido importante que el Presidente y funcionarios le hayan dado la importancia al caso visitando de inmediato el hospital al que fueron llevadas para ser atendidas con el lamentable resultado del fallecimiento de Karla Daniela, pero sólo si capturan a los responsables habrá cumplido su deber. En cambio han empezado a surgir algunos elementos sobre el caso y hasta decirse que “podría ser tema de pandillas”. Y preguntamos ¿qué importa? No puede ser ya excusa para que se deje el caso en un simple “ataque de desconocidos”.

Esa sociedad anestesiada se desangra y seguirá desangrándose mientras no despertemos de ese efecto de desinterés y falta de dolor que, lastimosamente, se demuestra muy seguido.  ¿Tendremos que esperar a ser las víctimas directas para decidir que es momento de reaccionar?

Una sociedad ciega ante hechos que nos están robando a los seres queridos sin importar género, edad o situación económica, es una sociedad que nunca podrá avanzar hacia el desarrollo.

La única forma en que podemos esperar cambiar la desastrosa ruta que lleva el país en casi todo, es por medio de una reacción ante estos actos.  No más estar anestesiados.  Es el momento de condenar a los asesinos, a los ladrones, a los corruptos.  Es momento de demostrar que tenemos sangre en las venas.
 
   
Minutero:
La vida no vale nada
en este país de tormento
con violencia desenfrenada
que apenas provoca un lamento