Un grupo que investiga un desorden cerebral degenerativo en deportistas retirados tiene previsto analizar a 100 ex jugadores de la NFL a fin de conocer cómo puede diagnosticarse este mal en vida.
Por ahora, la única forma de confirmar la encefalopatía traumática crónica consiste en examinar el cerebro después de la muerte. El centro de la Universidad de Boston, que ha analizado los cerebros de más de 70 cadáveres de ex deportistas está comenzando un estudio de tres años con pacientes vivos.
Además, el Centro para el Estudio de la Encefalopatía Traumática en la Facultad de Medicina de la Universidad reclutará a 50 atletas de elite retirados, quienes se dedicaban a deportes sin contacto físico, para comparar los resultados con los de aquellos que sufrían más golpes, dijo el codirector Robert Stern ayer
El primer sujeto completó los dos días de análisis exhaustivos el miércoles y el jueves.
En tanto esta encefalopatía no pueda diagnosticarse en vida, resultará imposible crear tratamientos o determinar cómo prevenirla, explicó Stern.
«Necesitamos respuestas muy rápido sobre esta enfermedad», dijo.
Otra codirectora, Ann McKee, ha encontrado el padecimiento en más de 50 ex deportistas. Tan sólo en el último año, la lista ha incluido a las estrellas del deporte Dave Duerson, de la NFL, y Rick Martin, de la liga de hockey sobre hielo (NHL).
La encefalopatía traumática crónica, vinculada por algunas hipótesis con los persistentes golpes a la cabeza, se asocia con síntomas como la pérdida de la memoria, dificultades de raciocinio, depresión y eventualmente demencia progresiva.
El estudio, llamado DETECT, es el primero sobre esta enfermedad financiado por los Institutos Nacionales de Salud. La meta es hallar las diferencias entre los jugadores de la NFL y los deportistas que no han sufrido golpes tan frecuentes en la cabeza.
Los sujetos de la investigación serán llevados en aeronave a Boston para someterse a varias pruebas. En el primer día, pasaron un total de dos horas en «escáneres» en el Hospital Brigham and Women’s, para tomar varias imágenes del cerebro. El segundo día, en la Facultad de Medicina, se practica una punción lumbar para tomar muestras de médula, se sostiene una larga entrevista con un psiquiatra y se realizan análisis neurológicos, cognitivos y de sangre.
Los jugadores de la NFL deben haberse desempeñado en la línea ofensiva o defensiva, o bien como linebackers o defensive backs, porque esas posiciones involucran los golpes más frecuentes en la cabeza. Deben tener entre 40 y 69 años y sufrir algunos síntomas relacionados con la encefalopatía.
Todos han tenido carreras largas en este deporte, para garantizar que cuenten con un historial largo de traumatismos. No se requiere sin embargo que hayan sufrido varias conmociones cerebrales —en parte porque algunos jugadores desconocen siquiera si experimentaron este problema y también porque las evidencias sugieren que esta enfermedad puede presentarse simplemente mediante golpes repetidos, aunque no sean tan duros.