Analizan migración


Visita. El presidente de México, Felipe Calderón, (D), recibió a su homólogo estadounidense, George W. Bush, en la Hacienda Temozón, en Mérida.

El combate al narcotráfico, la seguridad y la inmigración ilegal centran hoy la reunión entre los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush, y de México, Felipe Calderón, en la ciudad mexicana de Mérida (Este), último punto de una gira latinoamericana del mandatario estadounidense.


En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, los mandatarios tienen como escenario de su encuentro la Hacienda Temozón, a unos 45 klm de Mérida, en el estado de Yucatán, de donde partirán por la tarde, junto con sus esposas, a las ruinas mayas de Uxmal.

Los dos presidentes son custodiados desde anoche por cerca de 3 mil elementos de la Policí­a Federal Preventiva y del Servicio Secreto estadounidense, lo que ha trastocado las tranquilas costumbres de los casi 700 mil habitantes de la localidad, a quienes se les ha restringido el paso en unas 40 manzanas de la zona que circunda los hoteles donde se hospedan los mandatarios.

Tras visitar Brasil, Uruguay, Colombia y Guatemala, Bush -que permanecerá en México hasta mañana- quiere enfatizar con su homólogo «los acuerdos y la cooperación bilateral en materia de seguridad», dijo un portavoz de la Cancillerí­a mexicana.

En contraste, a pesar de la identificación ideológica entre ambos presidentes, el conservador Felipe Calderón desea un mayor compromiso de Estados Unidos en la lucha antidrogas, considerando «el consumo enorme» de estupefacientes que padece ese paí­s.

«Estados Unidos es responsable de algunos de los problemas más graves que tiene México, entre otros el narcotráfico, por el consumo enorme y creciente que tiene de drogas y que hace de nuestro territorio lugar de paso o tráfico de drogas», dijo Calderón a la prensa estadounidense.

Según el informe anual de la Junta internacional de fiscalización de estupefacientes de la Organización de las Naciones Unidas, «narcotraficantes y grupos delictivos mexicanos controlan la mayor parte del tráfico organizado de drogas en grandes cantidades en los Estados Unidos, especialmente el de cocaí­na, cannabis, metanfetamina y heroí­na fabricados ilí­citamente en México».

De hecho, los carteles de la droga mexicanos han extendido «su dominio a zonas que antes eran controladas por grupos colombianos, dominicanos y de otras nacionalidades», dijo esa entidad en marzo pasado.

Otro tema de interés para George W. Bush es la seguridad fronteriza, área en la que los dos paí­ses cuentan con memorándums de entendimiento desde 1999.

La cooperación en contra de la violencia e inseguridad en ambos lados de la frontera y el combate al tráfico de personas son las prioridades estadounidenses, en tanto que para México el enfoque está en las casi 500 mil personas que cada año cruzan ilegalmente al vecino paí­s.

Al respecto, la presidencia mexicana no ha descartado la posibilidad de un acuerdo migratorio, aunque este depende de un debate «despolitizado» en el Congreso de Estados Unidos, apuntó el mes pasado Arturo Sarukhán, embajador de México en Washington.

A su vez, mientras los presidente de México y Estados Unidos permanecen en la Hacienda Temozón, sus esposas, Laura Bush y Margarita Zavala, recibirán en otra hacienda a niños con sí­ndrome de Down que son apoyados por el gobierno de Yucatán y a mujeres que elaboran artesaní­as.

Hoy por la noche, Calderón ofrecerá una cena a los Bush en la Hacienda Xcanatun, una antigua propiedad edificada en el siglo XVIII que se convirtió desde 1994 en un lujoso hotel, ubicado a unos 15 km del centro de Mérida.

A diferencia de las manifestaciones masivas con las que se recibió a Bush en Brasil, Uruguay y Colombia, en Mérida y en otras ciudades de México se registraron protestas minoritarias contra la visita del mandatario estadounidense.

Compromiso

El presidente estadounidense, George W. Bush, reiteró hoy en la ciudad mexicana de Mérida (este) su compromiso para que el Congreso de su paí­s apruebe una «reforma migratoria amplia» con México.

«Mi compromiso es trabajar tan intensamente como pueda para que se apruebe una reforma migratoria amplia», dijo Bush en la hacienda Temozón, a 40 km de Mérida, durante un breve discurso previo a las conversaciones que sostendrá con su homólogo anfitrión, Felipe Calderón.

De su lado, Calderón señaló que «mientras haya dos economí­as tan complementarias y desiguales, una intensiva en capital y otra intensiva en mano de obra, la migración no podrá detenerse y mucho menos por decreto».

Ambos discursos confirmaron que la migración será el punto central de las pláticas que sostendrán durante la visita de Bush, que se extenderá hasta el miércoles.

Unos 11 millones de mexicanos residen en Estados Unidos, la mitad de ellos de forma ilegal, mientras la nación del norte construye un muro de 1.200 km para evitar la inmigración ilegal.