Analizan elecciones nicaragí¼enses


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La representante republicana Ileana Ros-Lehtinen exhortó el jueves al gobierno estadounidense a desconocer a Daniel Ortega como presidente de Nicaragua mientras que el demócrata Howard Berman defendió el manejo estadounidense en torno a las objetadas elecciones en el paí­s centroamericano.

Por LUIS ALONSO LUGO WASHINGTON / Agencia AP

El tema de los comicios nicaragí¼enses de noviembre y la posición de Estados Unidos fue tratado en el comité de relaciones exteriores de la cámara baja, presidido por Ros-Lehtinen que, junto con exhortar a desconocer a Ortega como mandatario reelegido, demandó a posponer la designación de un nuevo embajador hasta la celebración de nuevas elecciones en Nicaragua.

La audiencia coincidió con la presentación de un proyecto de resolución en el Senado que exhorta al presidente Barack Obama y a la secretaria de Estado Hillary Clinton a adoptar medidas enérgicas e inmediatas para buscar la restauración del orden constitucional en Nicaragua, «incluyendo oponerse a préstamos de instituciones financieras internacionales».

El texto presentado por los senadores Marco Rubio (republicano) y Robert Menéndez (demócrata) exhorta además a la misión estadounidense en la OEA a encabezar un esfuerzo para que el organismo hemisférico adopte medidas enérgicas que podrí­an incluir la suspensión de Nicaragua por su violación a los artí­culos 20 y 21 de la Carta Democrática Interamericana, según el proyecto de resolución difundido por la oficina de Rubio.

Durante la audiencia, Ros-Lehtinen, representante cubano-estadounidense, acusó al Departamento de Estado de no haber respondido enérgicamente a lo que calificó como un fraude perpetrado en las elecciones municipales del 2008 con la esperanza de recibir cooperación antinarcóticos.

«La polí­tica exterior estadounidense no puede restringirse a objetivos tan limitados en América Latina, ni podemos descuidar libertades democráticas, empezando por el derecho fundamental de elegir a los lí­deres gubernamentales», indicó.

Estados Unidos ha expresado dudas sobre el proceso electoral que concedió a Ortega su reelección por considerar que hubo falta de transparencia e imparcialidad del Consejo Supremo Electoral (CSE), lo cual Managua denunció como una violación a su derecho a la no intervención en asuntos internos.

En tanto Berman, el principal demócrata en el comité, defendió el manejo que Washington le ha dado a las elecciones nicaragí¼enses y advirtió sobre la necesidad de «resistir la tentación de recoger nuestras pertenencias a prisa y regresar a casa».

«Â¿Tiene sentido cortar nuestra ayuda cuando es rebasada con creces por los 500 millones de dólares suministrados por Hugo Chávez?», señaló en referencia al mandatario venezolano.

Berman se lamentó que los paí­ses del hemisferio no hubieran expresado un apoyo más enérgico cuando Estados Unidos denunció las irregularidades electorales durante una sesión que la OEA celebró la semana pasada y se preguntó en voz alta cuáles medidas serí­an apropiadas y mencionó la restricción de visas, la eliminación de ayudas anuales por 24 millones de dólares anuales o los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo, que totalizaron 384 millones de dólares en 2010 y apuntan a 194 millones de dólares este año.

«Las aguas que Estados Unidos ha navegado durante años en Nicaragua se volverán más turbulentas», señaló Berman al recordar que si lo resultados electorales se mantienen, concederán a Ortega una supermayorí­a legislativa que le permitirí­a adelantar una reforma constitucional, la cual podrí­a incluir su reelección indefinida.

La directora para las Américas del Centro Carter, Jennifer McCoy, dijo al comparecer ante el comité que si bien cada elección celebrada en Nicaragua ha sufrido irregularidades, la elección de noviembre «fue la peor en términos de los obstáculos creados por el CSE para ciudadanos, partidos polí­ticos y organizaciones internacionales. Como resultado, es extremadamente difí­cil confirmar o refutar los resultados oficiales».

McCoy, quien encabezó una misión no oficial en Nicaragua el dí­a de la elección, advirtió que retirarse de Nicaragua «simplemente aislará a Estados Unidos y creará un vací­o que serí­a aprovechado por otros».

Hubo un consenso absoluto entre los miembros del comité y los tres testigos, que además de McCoy incluyeron al ex embajador estadounidense en Managua Robert Callahan y al ex embajador costarricense en Washington Jaime Deramblum, de que las elecciones fueron fraudulentas.