Análisis de coyuntura


La licenciada Arabella Castro Quiñonez es recordada en el Congreso de la República por una frase celebre que durante su gestión como diputada acuñó y que hasta la fecha algunos de sus contemporáneos parafrasean cada vez que se encuentran frente a la disyuntiva de suscribir un compromiso, pacto, acuerdo o como quiera denominarse a la firma de un documento: «Los pactos se hicieron para romperse», reza el aforismo que dentro de nuestra polí­tica criolla continúa vigente, tal como lo acabamos de observar con los dimes y diretes de bajo calibre que protagonizaron el fin de semana los presidenciables de la UNE, PP y GANA, rompiendo de tal suerte el Pacto de Caballeros que el 25 de abril firmaron los dirigentes de los partidos polí­ticos que participan en esta contienda electoral, quienes se habí­an comprometido a no proferir insultos.


«Ladrón», «asesino», «mentiroso», «aguado» y «pendejo», conforman la ensarta de epí­tetos que intercambiaron Alvaro Colom, Otto Pérez y Alejandro Giammattei y que puso de manifiesto la reacción virulenta de los aspirantes a la Primera Magistratura de la Nación que tal como dijo el estratega de UNE, José Carlos Marroquí­n, no están dispuestos a tolerar insultos, infamias y calumnias, en otras palabras como reza el texto bí­blico: «poner la otra mejilla». De tal suerte, era cuestión de tiempo la ruptura de dicho Pacto de Caballeros , que a 73 dí­as de las elecciones generales es previsible que la campaña de descolorida se torne al rojo vivo, pero en base a insultos e improperios, incluyendo violencia.

Arrecian señalamientos

La ruptura del «Pacto de Caballeros», podrí­a ser el preámbulo de un giro de la campaña en cuanto a golpes bajos se refiere y como el que pega primero, pega dos veces, Mario Taracena, el hombre choque de la UNE, denunció ayer que sus adversarios del PP tienen como asesor al norteamericano Mark Klugmann, un sujeto declarado no grato en Honduras, quien habrí­a promovido una serie de atentados mortales contra pilotos del transporte urbano para crear pánico entre la población y justificar así­ la mano dura contra la delincuencia que era oferta de campaña del presidenciable nacionalista Porfirio Lobo Sosa, a quien asesoraba por ochenta mil dólares mensuales. La denuncia fue presentada a la ministra de Gobernación, Adela de Torrebiarte, quien ofreció trasladarla al Ministerio Público para que promueva una investigación.

Puede desencadenar en violencia

A los dimes y diretes en que se han enfrascado los dos punteros de las encuestas electorales, se suma la preocupación del Procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, en el sentido que el desbordamiento de pasiones pueda generar violencia, principalmente en el oriente del paí­s. Mientras tanto, los catorce presidenciables restantes solo observan el intercambio de acusaciones y señalamientos entre Colom y Pérez, principalmente el candidato oficialista Alejandro Giammattei, quien podrí­a obtener algún beneficio cortando la distancia con el segundo lugar o metiéndose a la segunda vuelta, lo cual es muy remoto.