El tráfico de armas es uno de los problemas más preocupantes a nivel mundial, debido a que intervienen cientos de personas en diferentes países que conforman redes criminales que operan con total impunidad.
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Una investigación realizada por la Organización de Estados Americanos (OEA), presentada en el 2003, es un ejemplo claro de la dimensión del problema, afirma la directora del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (Iepades), Carmen Rosa de León, quien sigue de cerca este flagelo y sus consecuencias en Guatemala.
El informe destaca que en octubre de 1999 se registró un desvío ilegal de 3 mil fusiles AK-47 y 2.5 millones de municiones de los arsenales del gobierno de Nicaragua a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una organización terrorista; dicho desvío fue posible por «los actos negligentes de varios funcionarios gubernamentales y compañías privadas», así como por las acciones deliberadas de criminales y varios vendedores de armas privados.
La transacción legítima original era un intercambio entre la Policía Nacional de Nicaragua y una agencia privada de venta de armas en Guatemala, Grupo de Representaciones Internacionales (GIR, S.A.), que fue contactada por el Ejército de Nicaragua.
GIR, S.A., ofreció a la policía nicaragí¼ense una cantidad de pistolas y mini-uzis de fabricación israelí, a cambio de 5 mil fusiles AK-47 y 2.5 millones de municiones que tenían como excedente (supernumerario).
La propuesta fue atractiva para las fuerzas de seguridad, ya que era una transacción que no requería dinero en efectivo y además le permitiría adquirir armas acordes con labores policiales.
La agencia privada buscó un cliente interesado en comprar las armas de la Policía y se decidió por Simón Yelinek, un comerciante de armas israelí ubicado en Panamá, quien dijo ser representante de la Policía Nacional de ese país.
Durante las negociaciones Yelinek entregó a GIR S.A. y a oficiales nicaragí¼enses una orden de compra de la Policía panameña, la cual se comprobó era falsa. Ni la empresa privada de armas ni los oficiales nicaragí¼enses pusieron en duda la orden de compra, tampoco verificaron que Panamá ofreciera comprar las armas.
El comerciante israelí inspeccionó las armas de la Policía unos meses después de que el contrato se concretara, tras la autorización de la transacción de las autoridades nicaragí¼enses. Yelinek indicó que la armería era inservible y deficiente y amenazó con anular la realización de la transacción.
GIR. S.A. hizo entrega de las armas israelíes a la Policía y el Ejército se hizo responsable de entregar los AK-47. Aunque las condiciones de la transacción fueron alteradas, las agencias nicaragí¼enses responsables no solicitaron nuevos permisos o autorizaciones.
Yelinek seleccionó una empresa marítima en Panamá para que se encargara de recoger las armas en Nicaragua y llevarlas a Panamá. El Ejército transportó el armamento hasta el Puerto del Rama, Nicaragua, y las cargó en el último barco de la compañía, que zarpó hacia Panamá, que posteriormente arribó a Colombia, donde las armas fueron entregadas a la AUC. El capitán del barco desapareció después y la compañía marítima fue disuelta.
Aunque se inició con otra venta de armas del Ejército de Nicaragua a Yelinek, utilizando la misma orden de compra, por la misma cantidad de armas y municiones, las tres partes involucradas intercambiaron precios, Yelinek hizo un pago inicial y el negocio estaba progresando, cuando el desvío de las armas de venta inicial se hizo público.
Los servicios de inteligencia de Colombia, Nicaragua y Panamá acordaron organizar una operación secreta, para rastrear la segunda venta e identificar a los responsables de la primera comercialización. El plan se disolvió relativamente rápido, cuando GIR S.A. se enteró de su existencia y canceló el desvío.
De acuerdo con la directora de Iepades, el caso en mención es muestra de la impunidad con que se lleva a cabo esta actividad ilegal, que está conformada por varias personas en diferentes países que forman parte de estructuras bien organizadas.
«Es una red que opera, que necesita desde el que hace el trueque, el que hace el contacto con la persona en el país o el grupo que los está demandando, necesita quien haga el transporte aéreo, marítimo o terrestre que casi siempre se alquila, necesita la mayor parte de veces la complicidad de alguien del Gobierno», indica la profesional.
TRASIEGO DE ARMAS
De acuerdo con la Subdirección General de Operaciones de la Policía Nacional Civil (PNC), se conoce que algunas de las rutas donde se trafican ilegalmente armas son los pasos fronterizos de Nicaragua, El Salvador, Guatemala, México y Estados Unidos.
Por su parte, Iepades indica que en dichas rutas se ha identificado el «tráfico hormiga», que consiste en transportar el armamento bélico en cargamentos marítimo, aéreo o vía terrestre, y también a través de personas que viajan a Estados Unidos y adquieren hasta cinco armas para ingresarlas a determinado país.
Según se indica, la legislación de Norteamérica permite que una persona compre cinco armas sin ningún problema, lo que facilita que gente vinculada a este negocio ingrese el armamento a países que lo demandan desde el Norte.
También se conoce que en Honduras, las armas se adquieren mucho más baratas, porque existe un monopolio asociado con el Ejército de ese país, que permite obtener un arma a bajo costo.
Asimismo, como parte del tráfico hormiga, se conoce que varios vehículos rodados, son utilizados para trasegar la armería, que es escondida en los asientos del vehículo, en la guantera o lugares poco visibles.
El tráfico hormiga es llamado de esta forma, debido a que participan varias personas para transportar diferente cantidad de armas.
EN GUATEMALA
Representantes de la PNC, afirman que en Guatemala existen varios puntos ciegos (lugares que no están habilitados) para el trasiego de armas, éstos son San Marcos, en los municipios de Malacatán, Tecún Umán, Quiché en Playa Grande, puntos que colindan con la frontera de México; en la frontera con El Salvador está Moyuta, en Jutiapa, San Cristóbal y Chiquimula, mientras que por la frontera con Honduras, se encuentra Cacao y Agua Caliente.
Aunque no se sabe con precisión cuántas armas circulan de forma anómala, Iepades hace un aproximado de unas 800 mil, cifra tomada de la incautación realizada por parte de las fuerzas de seguridad.
Tampoco se conoce a cuánto podría ascender el monto de ganancias adquiridas por esta actividad ilícita, por lo que únicamente se describe como «cuantiosas cantidades».
Según se indica, la circulación anómala de las armas conlleva a un alto índice de asesinatos, donde de acuerdo a informes de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), se registran entre 17 a 20 diarios.
ALQUILER
La distribución de armas no se origina únicamente en las fronteras, pues el problema también se da por medio del menudeo, en colonias de la zona 18 y 5, donde aparece la nueva modalidad de «alquiler».
Según estimaciones de la Subdirección General de Operaciones, se cree que un arma puede ser alquilada hasta por Q500 en casas de delincuentes que ponen a disposición de quien la necesite.
Organizaciones civiles argumentan que es más fácil obtener un arma alquilada que una comprada, pues una rentada, conocida como «caliente» puede encontrarse pronto, porque ya fue utilizada para asesinar a alguien.
Aunque antes se reportaba un alto índice en la incautación de armas hechizas, que eran elaboradas por herrerías que realizaban esta ilegalidad, actualmente la modalidad de uso ha sido descartada, porque ya no es complicado obtener un arma defensiva u ofensiva, debido a la proliferación de grupos del crimen organizado y pandillas.
CONTROL
La directora de Iepades destaca que la ley para regular la portación ilegal de armas de fuego es una herramienta útil que busca sancionar a quien infrinja la ley, por consiguiente es difícil que las personas se arriesguen, sin embargo, aún hace falta una política de rastreo de tráfico ilícito.
«El tema de destrucción es importante porque saca de circulación la mayor parte de armas almacenadas que es uno de los problemas actuales; por supuesto la aplicación de la nueva Ley de Armas y Municiones de forma estricta; la voluntad política en materia de establecer una cultura de paz, en la medida que los guatemaltecos resolvamos los problemas por la vía de la violencia, el uso de las armas va a estar siempre presente, sin embargo, aún no existe una política de rastreo de tráfico ilícito de armas», afirmó.
Por su parte, el Ministro de Gobernación (Mingob), Carlos Menocal, destaca que entre los controles para contrarrestar el problema, está el reforzamiento de seguridad en las principales rutas del país y la vigilancia por medio de patrullajes con las fuerzas combinadas.
Además afirma, que se han focalizado los lugares donde posiblemente se distribuyen armas al menudeo, esto tras las incautaciones realizadas.
«Donde tenemos mayor registro de incautación de armas es en la zona 18, zona 6 y también en la parte de Mixco y en la Costa Sur del país», destaca.
La Dirección General de Control de Armas y Municiones (Digecam) destaca que desde la creación de esta entidad (1989) a la fecha, existen 72,650 licencias de portación de armas vigentes; 409,541 tenencias registradas; 15,931 armas consignadas con registro; 22,578 armas reportadas robadas; 93,843 armas amparadas con licencia de portación.
Además, 39,372 armas se encuentran en almacén por procesos judiciales, 42 por ciento de porcentaje registrado y 58 por ciento de porcentaje no registrado.
Mientras que la PNC destaca que en el año 2009 se incautó de forma ilegal 6,270 armas de forma ilegal, 3,770 han sido defensivas y 2,500 ofensivas, y en lo que va del año 2010 se han decomisado 1,139.
De acuerdo con la institución policíaca, se cree que varios de estos artefactos han sido utilizados para cometer hechos delictivos.