Ayer nuestro Director general dio a conocer su postura personal respecto al tema electoral, indicando que no votará porque no cree en el sistema actual de partidos políticos y la forma en que ha sido secuestrada la democracia por los financistas de las campañas. Al respecto existen muchas posturas, todas ellas respetables, de gente que quiere votar por el candidato que realmente le gusta, otros que lo harán por el que consideran menos malo, otros por el menos peor, otros ejercerán el sufragio para impedir que otro triunfe, algunos lo harán anulando su voto y, en fin, todos actuando de acuerdo a su particular punto de vista e interés.
Por ello La Hora, respetando esas posiciones de sus lectores, mantendrá la amplia cobertura que ha tenido hasta ahora de las actividades de los candidatos y de quienes quieren serlo a pesar del rechazo que han sufrido en instancias legales. Creemos que la prensa tiene la función esencial de informar y que debe hacerlo objetivamente otorgando iguales condiciones a todos los que están en la contienda política para que puedan expresar su criterio.
Nuestro Suplemento Político es una muestra de esa apertura en la que sin restricciones ni mucho menos censura, los candidatos que lo desean pueden usar el espacio para abordar desde su particular perspectiva los principales problemas del país. No son espacios vendidos a los candidatos, sino cedidos por La Hora a la ciudadanía, en un esfuerzo por profundizar en el debate y ofrecer a la gente más interesada en el acontecer nacional, algo más que la pura propaganda. Puede ser que lo expuesto por los candidatos no sea del agrado de alguien, pero precisamente de eso se trata, de ofrecer un espacio abierto de manera que el elector se pueda formar un juicio más adecuado sobre la visión que tienen los aspirantes de nuestra situación.
En nuestra sección de opinión seguiremos proponiendo cambios fundamentales que a juicio nuestro son indispensables para rescatar la democracia y ponerle fin al control que de ella tienen ahora oscuros grupos de poder económico, sean del capital tradicional o de los llamados capitales emergentes, figura amplia que permite meter en un mismo bolsón a todos.
Especialmente porque estamos convencidos que hay un valladar enorme para cualquier proceso de cambio y transformación y que el mismo está erigido en el Palacio Legislativo, donde los diputados se preocupan más por sus pequeños “pacurcitos†que por legislar a favor del interés nacional. Y no hablamos únicamente de esta legislatura, sino de la forma sistemática en que las facultades del Congreso se han prostituido y cómo los nuevos que llegan con ideas frescas se terminan contaminando más temprano que tarde.
MINUTERO:
No es lo mismo votar
que el derecho a elegir;
si usted pudiera decidir
sería otro el cantar