Amor a Obama hace reducir el crimen


La figura de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, sigue inspirando, y su sola presencia hace disminuir la delincuencia común. FOTO LA HORA: AFP SAUL LOEB

El número de crí­menes cayó drásticamente en Estados Unidos en 2009, y los expertos apuntan la baja al envejecimiento de la población, el alto desempleo e incluso la elección de Barack Obama.


Los crí­menes como asesinatos, violaciones, robos de vehí­culos y asaltos de casas decrecieron, en algunos casos en porcentajes de dos dí­gitos, en los primeros seis meses de 2009 en relación con el mismo perí­odo de 2008, según un informe preliminar del FBI difundido el mes pasado.

La caí­da de la tasa de criminalidad fue mayor en las ciudades que en las áreas rurales, descendiendo 7% en las zonas urbanas con poblaciones de un millón o más de habitantes y 3,8% en los condados no metropolitanos.

Las grandes ciudades como Chicago, Nueva York y Los Angeles han reportado menos asesinatos cometidos en la primera mitad de 2009 en relación con 2008. Y Washington, antes conocida como la capital nacional del asesinato, vio caer esa cifra a su nivel más bajo en 40 años, con sólo 143 muertes violentas.

«Un factor es que la población está envejeciendo», dijo James Fox, un profesor de justicia criminal en la Northeastern University de Boston.

«El segmento de población que crece más rápidamente es la gente de más de 50. La generación del «baby-boom» por cierto no está inclinada a la violencia», dijo Fox en referencia a los nacidos entre 1948 y 1962.

Unos 94 millones de estadounidenses –cerca de un tercio de la población– tienen más de 50, según datos de la Oficina de Censos.

El aumento del crimen que muchos creyeron que acompañarí­a a la actual crisis de la economí­a estadounidense nunca sucedió, lo cual no sorprende a Fox.

«Cuando la gente pierde sus empleos, no deciden cometer robos armados para llegar a fin de mes», señaló Fox. «Pero podrí­an cometer delitos como malversación, fraude o falsificación de cheques».

Richard Rosenfeld, profesor de criminologí­a en la Universidad de Missouri, dijo que la alta tasa de desempleo que trajo la crisis económica pudo incluso haber contribuido a la caí­da de las cifras de criminalidad.

«Las altas tasas de desempleo significan que la gente es más proclive a quedarse en su casa, y los asaltantes tienden a evitar las casas ocupadas», dijo Rosenfeld a la AFP. «Así­ que cuanta más gente esté en su casa, menos asaltos suceden».

También señaló que, al contrario de las recesiones de las décadas del setenta y ochenta, el actual bajón económico no se ha visto acompañado de una subida de nuevas drogas ilegales.

«El perí­odo de grandes dificultades económicas en Estados Unidos en la década de 1970 coincidió con la expansión del mercado de la heroí­na. En los años ochenta, el declive económico coincidió con la expansión del mercado de la cocaí­na», dijo Rosenfeld. «Pero ahora no estamos viendo nada como eso».

Pero la abundancia de estadounidenses que se portan bien, el mayor número de gente en sus hogares y la falta de un mercado de drogas callejero no bastarí­an para hacer retroceder el crimen en Estados Unidos.

También está el «efecto Obama».

«La elección de Barack Obama fue histórica y desde luego muy significativa para los afroamericanos, y los jóvenes afromericanos están desproporcionalmente involucrados en los delitos graves, como ví­ctimas o agresores», dijo Rosenfeld.

«Es sin duda posible que el mensaje de cambio y esperanza de Obama haya afectado a ese segmento de la población y haya servido para prevenir ligeramente el crimen. Esto es especulación y necesita ser investigado, y muchos de nosotros lo estamos haciendo».

Pero si se detecta un «efecto Obama», Rosenfeld advirtió que no durará para siempre: «No espero que dure mucho más allá de 2009. Cuando la retórica de cambio y esperanza se asiente un poco, los delincuentes volverán a la acción».

«El segmento de población que crece más rápidamente es la gente de más de 50. La generación del «baby-boom» por cierto no está inclinada a la violencia».

James Fox

Profesor de Northeastern University de Boston