Blanca Echeverría
«La historia nos enseña que el esfuerzo por encontrar soluciones metódicas y científicas a los problemas de la vida fue con frecuencia precedido por intentos de orden especulativo, basados en la afectividad y la imaginación.» (Paul Diel)
Así la primera forma de interpretación de la realidad que tiene el ser humano es mágica, si revisamos las culturas primitivas encontramos que veneran los fenómenos atribuyéndoles características humanas, tanto así que los veneran. Haciendo a los dioses similares a los humanos.
El ser humano primitivo ve a su alrededor y se pregunta por su mundo, seguramente le sobrecoge el miedo, es definitivamente un motivar sustancial en sus primeras explicaciones, sin embargo, es nuestro parecer que tiene también inherente en su ser interno la necesidad de comunicarse con algo más allá de si, a esta característica le llamaremos sed de infinitud.
«Este terror pánico y mortal, constantemente subyacente el primitivo, el sentimiento de la impotencia del ser humano ante la naturaleza y la vida, es el origen de todo sentimiento religioso, fuente de la creación de los mitos. El esfuerzo para vencer el terror primitivo espiritualizándolo, es decir, trasformándolo en comprensión de sus causas, señala el origen tanto de la vida religiosa como de la ciencia, y determina su evolución» ( Paul Diel ).
Paul nos expone en su libro Psicoanálisis de la Divinidad en este argumento no compartimos este criterio, el ser humano tiene más motivaciones que el solo aspecto emocional, el solo miedo no fue el causante de las creaciones míticas de todas las religiones y de la ciencia, es mucho más que esto, es la necesidad de explicarse el mundo en que le tocó vivir, los fenómenos, la naturaleza y demás, más bien pensamos que el ser humano en su naturaleza, tiene inherente ciertas necesidades interiores, que trascienden las esferas tanto emocional como intelectual meramente.
Tratan de establecer relaciones causales, si hacemos sacrificios humanos los dioses van a estar contentos, si nos comportamos de esta forma pasa esto o aquello.
Esto por una parte, por la otra el ser humano primitivo cree que se apoderan de él fuerzas extrañas a su yo, le da al mundo que le rodea una intencionalidad. Es sugestionable en alto grado, puebla su mundo de espíritus buenos y malos.
Elaboran leyendas a partir de sus observaciones, pero mezclándolas con sus fantasías de donde deviene el pensamiento mágico-religioso, para venir a construir creencias e incluso libros sagrados.
Al cabo se convierten en acepciones incuestionables.
Si revisamos el momento histórico en que los antiguos griegos principian a investigar a preguntarse sobre el Ser y las causas primeras vemos como la interpretación de la realidad evoluciona de la magia a la razón.
En filosofía, el vehículo por el cual se interpreta la realidad es la razón, sin embargo dice Abbagnano «Pero el clima en que pudo nacer y florecer la filosofía griega fue preparado por la poesía».
«El más antiguo documento de cosmología mítica entre los griegos es la Teogonía de Hesíodo, en la que ciertamente confluyen antiguas tradiciones. El propio Aristóteles (Met. 1, 4; 984, b, 29) dice que Hesíodo fue probablemente el primero que buscó el principio de las cosas al decir «lo primero de todo fue el caos, después fue la tierra del amplio seno… y el amor que resplandece entre los dioses inmortales (Teog., 166 sigs.). Es de naturaleza filosófica este problema acerca del estado original de que han surgido las cosas y de la fuerza que las ha producido. Pero aunque el problema sea filosófico, la respuesta es mítica. El caos o abismo bostezante, la tierra, el amor, etc., están personificados en entidades míticas.» (Abbagnano)
Si vemos en dicha cultura, de Homero y Hesíodo a Tales y demás representantes del período cosmológico podemos observar el paso de la interpretación mágica a la interpretación racional.
Las interpretaciones religiosas, decíamos se convierten en incuestionables, son verdades dadas por revelación, sin embargo la filosofía es investigación, el ser humano la busca.
La investigación que principia con los presocráticos, cuando el pensamiento se va tras los elementos que componen el universo, y así se puede denominar el período cosmológico, que comprende las escuelas presocráticas, el objetivo es encontrar un orden, una unidad, una coherencia y la posibilidad del conocimiento humano.