América mira a Europa


Hace tiempo que Estados Unidos dejó de ser la referencia de América Latina a la hora de comprar armamento, en provecho particularmente de Europa occidental y Rusia, como lo demostró la decisión brasileña de abrir negociaciones con la francesa Dassault para renovar su flota de cazas.


Esta preferencia por aviones y armas de Europa está lejos de ser una novedad particularmente en América del Sur, a pesar de la influencia de Estados Unidos en la región, que se tradujo en varias intervenciones militares.

En Chile, «la cooperación (europea) se remonta al principio del siglo XX», explicó Guillermo Patillo, especialista en cuestiones de Defensa. El ejército chileno escogió a proveedores europeos «por cuestiones de proximidad cultural y debido a una mayor estabilidad de abastecimiento», añadió.

Es que desde Estados Unidos siempre existe el riesgo de un embargo. Muchas veces Washington prohibió a sus compañí­as de armamento de hacer negocio con paí­ses juzgados conflictivos.

Fue particularmente el caso bajo la presidencia de Jimmy Carter (1976-1980), que instauró un embargo sobre las ventas de material militar a las dictaduras sudamericanas.

Como resultado, Argentina reactivó sus contactos en Europa, iniciados durante la segunda guerra mundial, y luego bajo la presidencia de Juan D. Perón (1945-1955).

Y con Super-Etendard franceses (Dassault), equipados con el misil Exocet, la aviación naval argentina hundió el destructor británico Sheffield durante la guerra de las Malvinas en 1982.

Más recientemente, otro presidente estadounidense, George W. Bush (2001-2009) decretó un nuevo embargo sobre ventas de armas, este contra la Venezuela de Hugo Chávez, porque le reprochaba el no colaborar lo suficiente en la lucha contra el terrorismo.

El dirigente socialista se volvió entonces hacia China, Bielorrusia y sobre todo Rusia, a la que compró 24 aviones caza Sukhoi, 50 helicópteros y otros materiales.

En resumen, Caracas y Moscú firmaron contratos de armamento por 4.400 millones de dólares entre 2005 y 2007 y Chávez debe firmar uno nuevo la próxima semana en ocasión de una visita a Rusia.

Bastante antes que Venezuela, Perú compró armas a Rusia. Bajo el régimen militar de izquierda del general Juan Velasco (1968-1975), Lima compró una docena de caza-bombarderos Sukhoi-22 a la entonces Unión Soviética y diferentes vehí­culos blindados.

Hasta Colombia, principal aliado de Estados Unidos en la región, diversificó su armamento. Además de 15 helicópteros estadounidenses Black Hawk, su fuerza aérea recibirá cinco MI-17 rusos este año y también utiliza el jet de ataque israelí­ Dagger y los Tucanos brasileños.

En el marco de un plan de renovación de su equipo de 4 mil millones de dólares, Bogotá va también a confiarle a expertos franceses y alemanes la modernización de fragatas y de submarinos.

Ambos paí­ses europeos ya tienen varios contratos con Chile, que reemplaza también una parte de sus fuerzas armadas.

Lado brasileño, antes de abrir negociaciones sobre el Rafale, Brasil ya habí­a encargado en Parí­s cinco submarinos de ataque Scorpene y 50 helicópteros de transporte EC-725, por un importe de 9.600 millones de dólares.

Los europeos son así­ uno de los principales beneficiarios de la explosión de los gastos de armamento en la región. Aumentaron 50% entre 1999 y 2008, según el Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo, Suecia (Sipri), referencia en materia de armas y conflictos en el mundo.