América Latina y su gran oportunidad


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Existe hoy en día una opinión generalizada entre empresarios, inversionistas y analistas de negocios en cuanto a que los próximos diez o quince años se perfilan como la gran oportunidad de desarrollo para América Latina. La opinión se basa en dos aspectos fundamentales, uno externo y coyuntural y otro menos influyente pero igualmente indispensable derivado del mérito propio de nuestros pueblos.

John Carroll


Por un lado es una realidad que los mercados más desarrollados están pasando desde hace algunos años por un período de crisis que recientemente se ve más como un anquilosamiento de larga duración.  Las grandes economías salieron de la crisis o al menos parecen haberse acostumbrado a vivir en ella, pero lo importante es notar que de momento no se ve por donde puedan a empezar a despegar de nuevo.  Los famosos BRIC también han pasado a un período de desaceleración económica aunque por causas diferentes a las de las grandes economías.

Estas circunstancias han hecho que el mundo de los inversionistas volteara a ver a Latinoamérica y la identificara como la única región con crecimientos por cosechar en la próxima década o dos. Además de esta favorable coyuntura tenemos la ventaja como región de que algunos de nuestros países ya dieron un salto importante en los pasados diez años al convertirse en el principal proveedor de materias primas y alimentos de las grandes economías. Perú, Chile, México y Colombia han sabido aprovechar la gran demanda de materias primas y alimentos generada sobre todo por el meteórico crecimiento de las economías de China e India en la década recién pasada.  Estos países son ahora las bases del crecimiento de la región y aunque probablemente no gozarán del mismo ritmo en los próximos años hay que anotar y aprender cómo fue que hicieron sus deberes.

Países como los de toda Centroamérica y otros del sur del continente nos enfrascaremos en una dura lucha para atraer los capitales que están resueltos a venir pero que aún no deciden en dónde se asentarán.  De cualquier manera, parece ser que todos los países de la región se beneficiarán de este momento en la economía mundial. Unos más, otros menos, hemos hecho nuestros esfuerzos por mantener una plaza lo necesariamente atractiva a los inversionistas. La estabilidad macroeconómica es un aspecto fundamental;  la estabilidad política es otro asunto importante y hay que reconocer que con grandes dificultades, hasta el momento,  Guatemala ha manejado estos dos aspectos con relativo éxito y constancia desde hace mucho tiempo.

El otro factor importante que el verdadero empresario observa muy de cerca es el que tiene que ver con los asuntos de certeza legal y seguridad en todos sus aspectos. Sin duda esta es una asignatura pendiente de los guatemaltecos que tenemos que mejorar a marchas forzadas para subirnos a la ola de inversiones  que ya se ve venir.

No creo que esta oportunidad se repita en un futuro cercano por lo que es imperativo que limpiemos la casa lo antes posible. Además hay otros pequeños países que tienen seguridad pero que carecen de varios de los aspectos positivos que Guatemala sí puede ofrecer.

Muy probablemente los rezagados de la región como Cuba,  Haití y Venezuela no estén en la posición de gozar de esta gran oportunidad por la nefasta historia política reciente que les aqueja pero para estos miembros de nuestro continente cualquier oportunidad de negocio será ganancia.

Guatemala tiene, desde mi punto de vista, una buena posibilidad para salir triunfante de este vendaval de desarrollo que se nos viene encima.  Necesitamos salir a trabajar todos los días con enfoque y dedicación. Necesitamos también que el Gobierno no moleste en nuestras actividades y relaciones comerciales y que por el contrario emplee toda su fuerza para el mejoramiento de nuestro sistema judicial y de seguridad.