América Latina no pasa desapercibida


Una de las fotos oficiales de los representantes de los paí­ses en la ASEC. FOTO LA HORA: AFP SAEED KHAN

América Latina estuvo lejos de pasar desapercibida en la cumbre de la APEC en Singapur, con el escándalo por espionaje entre Chile y Perú, las crí­ticas de México a Estados Unidos por proteccionismo y el acuerdo comercial chileno que se perfila como base de un gran TLC Transpací­fico.


Si el Foro de Cooperación Económica de Asia-Pací­fico (APEC) es un marco de diálogo discreto centrado en el área comercial, Perú y Chile armaron sin dudas la novela del fin de semana con el caso de espionaje que motivó la partida adelantada del presidente peruano Alan Garcí­a el domingo.

Al acortar su participación en la cumbre de la APEC, Alan Garcí­a canceló una reunión prevista con su homóloga chilena, Michelle Bachelet, agregando un motivo más de enojo entre ambos paí­ses.

Garcí­a habló con Bachelet durante la cumbre, pero la mecha ya estaba encendida desde que el canciller peruano, José Antonio Garcí­a Belaunde, calificó de «ofensivo» al caso de espionaje y llamó a consultas al embajador de Perú en Santiago de Chile.

Tras la partida adelantada de Alan Garcí­a, el canciller chileno Mariano Fernández Amunátegui dejó sobrevolar la sospecha de que Lima esperó hasta la cumbre de la APEC para dar a conocer el caso.

Según la prensa chilena, la detención del oficial peruano involucrado en el caso de espionaje se habrí­a producido el 30 de octubre, pero recién se hizo pública en ví­spera de la reunión de la APEC y poco después de que se conociera el interés de Chile por comprar armamento a Estados Unidos.

Mientras que la novela de espionaje se vivió más bien entre bastidores, el discurso del presidente mexicano, Felipe Calderón, criticando el proteccionismo en Estados Unidos fue seguido en directo por empresarios y responsables polí­ticos en el centro de convenciones Suntec de Singapur.

«Estados Unidos, y concretamente el presidente (norteamericano) Barack Obama, está enfrentando una severa restricción polí­tica, que va exactamente en sentido contrario al libre comercio», dijo Calderón, denunciando que el proteccionismo de ciertos sectores norteamericanos ha provocado «falta de libre comercio» y «competitividad» en el NAFTA.

Calderón aludió a la «restricción polí­tica» en el Congreso estadounidense, a la cláusula «Buy American» a favor del consumo de productos norteamericanos y a la tendencia de Estados Unidos a proteger a sus empresas como responsables de los problemas del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, creado en 1994 y que también incluye a Canadá).

En medio de los llamamientos a una mayor apertura comercial, América Latina, y más particularmente Chile, mostró estar a la vanguardia, con un acuerdo lanzado en 2006 con otros tres paí­ses que se perfila como base de un gran TLC Transpací­fico.

Durante su gira asiática, el presidente norteamericano Barack Obama indicó que Estados Unidos estaba interesado en el Acuerdo Estratégico de Asociación Económica Transpací­fica firmado por Chile, Brunei, Nueva Zelanda y Singapur, también conocido como «P4».

Obama afirmó que Estados Unidos se comprometerá con esos cuatro paí­ses «con el objetivo de modelar un acuerdo regional» con las 21 economí­as de la APEC, que representan el 40,5% de la población mundial, el 54,2% de su PIB (Producto Interior Bruto) y el 43,7% del comercio internacional.

«Desde el punto de vista chileno, el mayor avance, el punto más significativo es que el P4, el Acuerdo de Libre Comercio Transpací­fico ha logrado la adhesión de Estados Unidos», destacó el canciller chileno Fernández Amunátegui, mientras la prensa de su paí­s lo inundaba de preguntas sobre el caso de espionaje.