América Latina da la espalda a EE. UU.


Los miembros de una organización social de México protestan contra la violencia que generan las bandas de narcotraficantes de Ciudad Juárez. América Latina vislumbra un cambio de enfoque en la lucha contra el tráfico de drogas debido al fracaso de la estrategia represiva implementada en los últimos años. AFP PHOTO / Alfredo Estrella

América Latina vislumbra un cambio de enfoque en la lucha contra el tráfico de drogas debido al fracaso de la estrategia represiva implementada en los últimos años, y ha tomado distancia frente a Estados Unidos en este tema, opinaron expertos reunidos en Lima.


Investigadores latinoamericanos, estadounidenses y europeos coincidieron en que el debate pasa por buscar soluciones locales y alejarse de la estrategia general dictada desde Washington.

«Hay una conciencia de que seguir haciendo más de lo mismo no funciona», dice el experto peruano Ricardo Soberón.

«América Latina (AL) ha sido fiel cumplidora durante 30 años de las polí­ticas dictadas por Washington, y hemos descubierto con sorpresa que algunos paí­ses empiezan a cambiarlas», dice.

Como ejemplo, cita el indulto en 2008 de más de 2.000 personas que estaban detenidas en Ecuador por transportar menos de 2 kg de drogas, y el caso de Bolivia, que expulsó a la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) -el mismo año- para diseñar su propia lucha antinarcóticos.

Desde hace unos años un grupo de ex presidentes -encabezado por el mexicano Ernesto Zedillo, el colombiano César Gaviria y el brasileño Fernando Henrique Cardoso- alimenta el debate afirmando que es necesario descriminalizar las drogas.

Esa posición es respaldada por intelectuales como el recientemente fallecido escritor argentino Tomás Eloy Martí­nez o el peruano Mario Vargas Llosa, quien recientemente se preguntó «por qué los gobiernos, que dí­a a dí­a comprueban lo costosa e inútil que es la polí­tica represiva se niegan a considerar la descriminalización».

Por su parte, Soberón afirma que «las dificultades para llegar a la despenalización pasan por una opinión pública desinformada, Congresos que no incluyen el tema en sus agendas, y una resistencia a reconocer los errores cometidos con la actual estrategia».

«La frustración por la famosa guerra contra las drogas ha provocado una reflexión no sólo en las sociedades sino dentro de algunos gobiernos de la región», dice la norteamericana Coletta Youngers, experta de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA).

«Antes cuando algunos paí­ses comenzaban a hablar de cambios, inmediatamente habí­a una crí­tica de parte de EE.UU., pero ahora notamos que Washington no dice nada, y eso está muy bien, está dejando a los paí­ses desarrollar sus propias polí­ticas», dijo Youngers.

Para Youngers lo importante es que también «EE.UU. está empezando a dar pasos hacia el cambio. La administración de (Barack) Obama ha observado las reformas que están sucediendo en América Latina e incluso está considerando cambios en su propia polí­tica para poner más énfasis en la prevención».

Mientras, para la investigadora holandesa Pien Metaal, en Europa ha habido «una tendencia a la descriminalización del consumo y abandonar las penas desproporcionadas para los delitos, con lo que ha habido un fácil acceso a la salud para los drogadictos y se ha quitado presión a los servicios de seguridad».

«Más y más los paí­ses de AL están mirando a Europa como modelo porque Europa está flexibilizando sus polí­ticas con resultados muy positivos en términos de salud, sin aumentos en delincuencia», dice Youngers.

Es claro que en AL hay diferencias: Colombia -principal productor mundial de cocaí­na- mantiene la lí­nea dura de guerra militar contra los narcos.

«El problema de EEUU se replica en Colombia, donde se ha seguido la misma polí­tica por mucho tiempo, hay una burocracia y un lenguaje orientados a la guerra, y cambiar eso va a ser difí­cil», dice Youngers.

En el otro sentido, Argentina declaró inconstitucional en 2008 el castigo al consumo personal de drogas.

«Se pueden hacer mejores cosas que detener gente que consume en la calle. Hay que ver ese problema no desde un punto de vista policivo sino sanitario», dijo en Lima la fiscal argentina Mónica Curraño.

«Ha llegado el momento de que los ministerios de Salud y Desarrollo se pongan los pantalones largos y asuman el tema de las drogas», agregó.