Es necesario reinventar nuestra sociedad; al punto de que no haya extremos.
Después de 50 años de la Revolución Cubana, el contexto latinoamericano ha cambiado poco, o quizá deba irse más allá y hablarse de 516 años, siendo una de las pocas excepciones el que Brasil sea una economía emergente y que Chile uno de los países más industrializados de la región.
usacconsultapopular@gmail.com
Se vende al extranjero las materias primas de siempre, y solamente se han incorporado a las exportaciones algunos productos no tradicionales; varias economías dependen, en gran medida, de las remesas enviadas desde Estados Unidos y Europa, cuestión sobresaliente en México, Centroamérica y Bolivia; es sumamente difícil atraer Inversión Extrajera Directa para algunos países, por el contexto en el que se desarrollan; el crédito externo del que también se ha dependido, podría ser más difícil de conseguir, pues con las crisis de las potencias mundiales, el mundo subdesarrollado no sería la prioridad; y, el sector privado regional, no ha sido gran colaborador del desarrollo.
El precio de las exportaciones tradicionales para Guatemala, como el café, han estado oscilantes en una barrera de 100 dólares. El petróleo, que internacionalmente ha perdido el 75% de su precio, para países como Venezuela, México y Ecuador ha caído muy por debajo de lo que los presupuestos de Estado necesitan para cumplir con su función; menos de 30 dólares para Ecuador y menos de 60 para Venezuela. El cobre para Chile ha perdido 50% del precio, aproximadamente.
Varios países están mejor preparados para afrontar este año económico difícil, entre ellos: Brasil, Chile y Colombia.
La Patria Grande soñada por algunos parece alejarse cada vez más, pues el «socialismo» que impulsan algunos gobiernos de la región se ha tornado ciertamente infructuoso y hasta perjudicial, cosa que no es de extrañar para otros; pues se ha tratado de interrumpir el proceso histórico, pero la realidad no ha cambiado de manera relevante. Una persona no puede nacer a los diez años ni pasarse de los 30 a los 45, por voluntad propia.
El gran ejemplo del mundo sigue siendo China, que para que su crecimiento no sea perjudicado, fortalecerá su mercado interno; acción que podrá arrebatar a la pobreza varios millones de personas más. Y por definición, China podrá ser un país comunista, pero ha utilizado muy bien al capitalismo para el beneficio de su población.
Aterrizando en Guatemala, no es de extrañar que empresarios y sindicalistas no puedan consensuar un salario mínimo adecuado, y que haya tenido que aumentarse pobremente por decreto; ambos sectores, desde hace tiempo, son anacrónicos. Es urgente repensar nuestra sociedad.