América Ferrara se consagra como «la fea» más codiciada


A los 22 años América Ferrara saborea las mieles del reconocimiento como actriz en los competitivos plató de Hollywood, donde la joven de origen hondureño recibió este mes los máximos honores de la industria por interpretar con mucha gracia a «Betty la fea» para el mercado anglosajón.


La menor de seis hermanos, nació en Los íngeles (California, oeste) en el seno de una familia hondureña humilde y empezó a probarse como actriz en actos escolares y teatro a los 8 años, cuando ni remotamente imaginaba que el «sueño americano» le llegarí­a por un personaje de fea en el mundo de belleza «perfecta» que dicta Hollywood.

Aunque la franquicia de esta conocida serie de televisión colombiana transforma a «Betty» en una linda chica en sus capí­tulos finales, en Estados Unidos la protagonista, con tan solo cuatro meses en la pantalla chica, ya se ha dejado ver vestida de gala, bien peinada, sutilmente maquillada y con una risa que le achina unos ojitos que aún no creen tanto éxito mientras soportan los flashes caminando por las alfombras rojas.

«Creo que es maravilloso que la comunidad latina, que conforma gran parte de nuestro público, pueda verse representada en la televisión», declaró Ferrara el domingo pasado tras recibir el premio del Sindicato de Actores (SAG) por su papel de Betty en la serie producida por la mexicana Salma Hayek.

Y en esa tarima del Shrine Auditorio en Los íngeles, América Ferrara no pudo contener las lágrimas y la sobriedad con que ha llevado la cantidad de galardones que ha recibido en la temporada de premios de Hollywood, porque si «Ugly Betty» hubiese sido una pelí­cula, seguramente la estatuilla SAG le hubiera asegurado un eventual Oscar a esta joven actriz.

La Betty Suárez que habla inglés, que hace de joven hispana bajita, rolliza, de anteojos y sin el mí­nimo sentido de la moda contratada por el dueño de la revista «Mode», se impuso en los SAG sobre Felicity Huffman («Desperate Housewives») y Julia Louis-Dreyfus («The New Adventures of Old Christine»).

Este fue el último reconocimiento de envergadura que recibió America Ferrera, luego de adjudicarse el Globo de Oro a mejor actriz de comedia en esta serie que fue considerada en ese certamen la Mejor Comedia en Televisión.

En momentos donde se encuentra en la cresta de la ola de la televisión anglosajona, resalta en todas las entrevistas su orgullo de ser latina, defiende «las curvas propias de la mujer» y no para de dar las gracias a su impulsora, la mexicana Salma Hayek. «No me puedo creer lo que me está pasando», repite una y otra vez.

«Hay actrices que luchan toda una vida por un premio como el que yo gané hoy», dijo el domingo en la gala SAG.

La chica que este mes también conquistó a la audiencia británica ha hecho especial hincapié en defender la sátira e ironí­a que tiene entrelí­neas «la fea Betty»: «todas nos hemos sentido patito feo y un programa como este ayuda a abrir las puertas en un mundo en el que la belleza fí­sica es puro estereotipo».

«Me encanta poder contribuir a abrir los ojos a mucha gente sobre la percepción de la belleza», enfatizaba en una entrevista al programa E! Entertainment la joven de 1,55 de estatura y, como ella misma se define, «con curvas de verdad».

Según Ferrara, Hollywood no tiene idea de lo que son las curvas porque cada vez que lee en las revistas «las curvilí­neas Jessica Alba o Eva Longoria» ella no entiende de qué hablan: «Ellas no tienen curvas, ellas son muy pequeñas. Quien tiene curvas soy yo», sostiene por estos dí­as la protagonista del exitoso filme independiente «Real Women Have Curves» (Las mujeres reales tienen curvas, 2002).

La benjamina de la familia Ferrara vive dí­as de fotos y fama, sobredimensionadas porque le tocó ser la «Betty» dentro de Hollywood, donde los premios y las galas están a la orden del dí­a, pero que en su dí­a también le dieron gloria a la colombiana Ana Marí­a Orozco, la mexicana Angélica Vale, la española Ruth Nuñez o la holandesa Nyncke Beekhuysen.

Ellas y sus pares en Alemania y la India son las feas más populares de la televisión, con un protagónico que las ha subido al universo del narcisismo.